Somalía: ¿Estados Unidos abre un tercer frente en Levante?

Entre protestas de legisladores demócratas, reclamos europeos y sospechas de Irán, Bush lanzó una ofensiva desde un portaviones sobre el cuerno de África. Al mismo tiempo, recrudecen ataques para limpiar Bagdad, no el resto de Irak.

10 enero, 2007

Con el propósito ostensible de “destruir células de al-Qa’eda”, algo que no ha logrado en varios años de guerra afgana, EE.UU. atacaba desde el aire a poblaciones en el sur de Somalía. Se trata de la primera ofensiva unilateral de este tipo desde la invasión de 2003 en la Mesopotamia e involucró 130 aviones y el “Einsenhower”.

Medios franceses tienen una sospecha: la meta real es disuadir a Sudán (donde Osama bin Laden tiene sólidos contactos) de atacar Etiopía. Sucede que este país cristiano, instrumento directo de los norteamericanos en Somalía (como hace quince años), está en medio de ambos estados musulmanes. Además, tiene su propia guerrilla islámica en Eritrea, sobre el mar Rojo y pegada a Sudán.

Las acciones tomaron todo el fin de semana y, en teoría, tenían de blanco personas de al-Qa’eda al parecer vinculados a atentados contra embajadas norteamericanas en Nairobi (Kenya) y Dar-es-sala’am (Tanzania). Pero se trata de hechos ocurridos en 1998 y no será fácil probar sus conexiones. Menos factible es que sus responsables sigan escondidos en tres aldeas desde hace casi nueve años.

En la anterior guerra somalí, Washington se retiró apresuradamente de Mogadishu, tras la muerte de veinte soldados en sus calles. Irónicamente, ahora ataques aéreos sobre Bagdad dejan cincuenta cadáveres civiles. El objetivo es curioso: acabar con todo tipo de resistencia insurgente en la capital, pero nada se dice respecto de todo el país. Eso hace que los iraníes vean en Somalía un ensayo –portaviones inclusive- de lo que podría pasarles a ellos, si el círculo ultraconservador de Bush intanta una Armagedón en Levante a espaldas del congreso.

Con el propósito ostensible de “destruir células de al-Qa’eda”, algo que no ha logrado en varios años de guerra afgana, EE.UU. atacaba desde el aire a poblaciones en el sur de Somalía. Se trata de la primera ofensiva unilateral de este tipo desde la invasión de 2003 en la Mesopotamia e involucró 130 aviones y el “Einsenhower”.

Medios franceses tienen una sospecha: la meta real es disuadir a Sudán (donde Osama bin Laden tiene sólidos contactos) de atacar Etiopía. Sucede que este país cristiano, instrumento directo de los norteamericanos en Somalía (como hace quince años), está en medio de ambos estados musulmanes. Además, tiene su propia guerrilla islámica en Eritrea, sobre el mar Rojo y pegada a Sudán.

Las acciones tomaron todo el fin de semana y, en teoría, tenían de blanco personas de al-Qa’eda al parecer vinculados a atentados contra embajadas norteamericanas en Nairobi (Kenya) y Dar-es-sala’am (Tanzania). Pero se trata de hechos ocurridos en 1998 y no será fácil probar sus conexiones. Menos factible es que sus responsables sigan escondidos en tres aldeas desde hace casi nueve años.

En la anterior guerra somalí, Washington se retiró apresuradamente de Mogadishu, tras la muerte de veinte soldados en sus calles. Irónicamente, ahora ataques aéreos sobre Bagdad dejan cincuenta cadáveres civiles. El objetivo es curioso: acabar con todo tipo de resistencia insurgente en la capital, pero nada se dice respecto de todo el país. Eso hace que los iraníes vean en Somalía un ensayo –portaviones inclusive- de lo que podría pasarles a ellos, si el círculo ultraconservador de Bush intanta una Armagedón en Levante a espaldas del congreso.

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