Vaca Muerta, una vasta formación geológica que alberga una riqueza impresionante de shale oil y shale gas, se encuentra en el epicentro de una revolución en la industria de hidrocarburos no convencionales. Con una extensión de 30 mil km², la formación se convirtió en uno de los yacimientos con mayor potencial de desarrollo en el mundo. Situada en las provincias argentinas de Neuquén, Río Negro, La Pampa y Mendoza, la zona atrajo la atención de la comunidad internacional y se posiciona como un recurso crucial para el futuro energético de la Argentina.
Según datos de la EIA (Energy Information Administration), Vaca Muerta es el segundo mayor recurso no convencional de gas en el mundo, solo superado por China. Sin embargo, a pesar de este impresionante potencial, la explotación del yacimiento presenta desafíos logísticos de magnitud, inéditos.
Algunos son propios de la formación geológica y van más allá de una coyuntura en la que la Argentina enfrenta dificultades para la renovación de su flota de transporte debido a restricciones macroeconómicas. “El uso del fracking es uno de ellos“, apunta Tomás Bisceglia, Gerente Comercial Regional de Avancargo, la plataforma logística 3.0 que une a dadores de carga con transportistas.
Bisceglia explica que la explotación de Vaca Muerta a través del fracking difiere considerablemente de la extracción tradicional de petróleo. “En el pasado, Argentina era conocida como un país petrolero donde la dinámica, aún con todas sus complejidades, podría resumirse en que se trataba de perforar un pozo en la tierra para extraer crudo. Por la técnica de extracción que se usa en esta formación se necesitan, en cambio, miles de perforaciones y pozos horizontales para lograr la misma cantidad de hidrocarburos”, describe.
“El petróleo de esquisto, o petrificado, como vulgarmente se le llama, se encuentra a tres mil metros bajo tierra. Tenés que inyectar agua con arena para mantener la fractura abierta y permitir que el petróleo se drene. La diferencia clave radica, además, en que es necesario repetir este proceso cientos o miles de veces para obtener la misma cantidad que se extraía con una sola perforación tradicional”, suma Bisceglia y profundiza: “Esas miles de perforaciones son miles de locaciones, donde la necesidad de sincronización logística de equipamientos es bestial“.
Se trata, en cada caso, de llevar arena, agua, químicos, tubos, máquinas de todo tipo, por lo que “es necesario tener también camiones dispuestos a mover todo eso”, agrega. “Hay que tener en cuenta que Vaca Muerta es un desierto donde cada pozo implica limpiar una especie de cancha de fútbol de una hectárea, es decir limpiar el suelo, acomodarlo, perforarlo, realmente es una locura logística“, detalla.
La ubicación de los yacimientos en Vaca Muerta también plantea desafíos logísticos únicos. A diferencia de los yacimientos tradicionales, los de esta zona se desplazan geográficamente con rapidez, lo que hace que la infraestructura necesaria deba moverse en consecuencia. Este constante cambio de ubicación exige una logística ágil y flexible, donde los camiones juegan un papel crucial.
La Cámara Patagónica de Empresas de Autotransporte de Cargas (Capeac) estima que para la explotación de cada pozo en Vaca Muerta se requieren aproximadamente 250 camiones solo para transportar el agua, la arena y los productos químicos utilizados en el fracking. Y, según los datos de la Secretaría de Energía, la producción para este 2023 alcanzaría los 431 pozos de petróleo. Esta demanda, sumado a las dificultades en renovar equipos, lleva a un envejecimiento acelerado de la flota de camiones y reduce la cantidad de unidades disponibles en el mercado.
Optimizar, es la tarea
Frente a estos desafíos, surge la importancia de optimizar la logística en Vaca Muerta. “El ecosistema logístico no tiene la capacidad de ampliar nominalmente la oferta de unidades; en nuestro caso es obvio que no fabricamos camiones pero sí podemos contribuir a optimizar la disponibilidad realmente existente en base, primero, a una tarea si se quiere de discovery: dónde están las unidades, dónde está la carga, quién la pide y cuándo”, advierte Tomás Bisceglia.
“En el país existe una asimetría de información enorme. No hay flota, pero tengo veinte cisternas paradas, por ejemplo, en Tartagal, en la otra punta del país, porque justo este mes no salió tal o cual carga”, grafica.
En base a su dominio sobre la vacancia en tiempo real y soluciones tecnológicas que permiten matchear a quienes necesitan transportar con quienes tienen camiones para hacerlo, plataformas como Avancargo aparecen como un partner ideal que descubre dónde está la flota y la disponibiliza.
Y pueden hacerlo, incluso, con un resultado democratizador: las empresas más pequeñas, sobre todo las más alejadas del epicentro de la demanda, a menudo no tienen la escala para interactuar directamente con los principales actores de la industria. Necesitan un intermediario que se encargue de todos los aspectos que son una barrera para operar, desde la gestión documental hasta la trazabilidad de procesos.
“Desde Avancargo aportamos una doble tarea: descubrir la flota y organizarla, normalizándola además para que pueda operar con los grandes jugadores”, confirma Diego Bertezzolo, CEO de Avancargo.
El sector de Oil & Gas es, en general, una actividad con estándares muy altos en materia de fiscalización: alta de choferes, alta de unidades, validación de seguros, y mínimo exigido en antigüedad del vehículo, no son trámites sencillos. Esto produce una sub utilización de la amplia oferta de pymes transportistas, muchas veces familiares y analógicas, a las que les cuesta todavía lidiar con los requisitos de auditoría de los grandes dadores de carga.
Por ejemplo, Avancargo armó una flota de 40 a 50 camiones en solo unos meses a una de las principales operadoras de petroleo del país. “El gran desafío no fue armarla, el desafío fue sostenerla, que estos transportistas se quedaran, porque es insoportable el proceso administrativo por el que pasan para poder cargar 30 días, para darlos de alta; son papeles de todo tipo y color que te los renuevan cada 15 días, cada 30 días”, describe Bertezzolo.
Crecimiento sin parar
La actividad productiva en la formación de Vaca Muerta alcanzó en septiembre un nuevo récord con 1.398 etapas de fractura, el mejor desempeño desde agosto de 2022 cuando se realizaron 1.379 etapas. Así se desprende del informe realizado por Luciano Fucello, Country Manager en NCS Multistage, citado por la agencia Télam.
De acuerdo al informe, en septiembre se realizaron 1.398 etapas de fractura que fueron desarrolladas por ocho empresas, en las que YPF explicó el 47% del total la actividad, seguida por Vista, con 14%; PAE, 13%; TOTAL, 7%; Chevron, 6%; Pampa Energía, 6%; Shell, 4%; y Pluspetrol, 3%.
Avancargo reúne actualmente en su plataforma a más de 20,000 transportistas y más de 1,500 dadores de carga. Su base de datos cuenta con más de 100,000 camiones fiscalizados.
“Somos un partner integral para la industria, porque le podemos dar transporte desde los contenedores del puerto de Buenos Aires hasta mover las maquinarias en los carretones para las extracciones; llevar los generadores; podemos mover el agua con cisternas habilitadas para agua, y abastecer a las petroleras de cualquier tipo de unidad en cualquier punto geográfico del país”, concluye Bertezzolo.