jueves, 2 de enero de 2025

¿Síntomas de licuación en la Unión Europea?

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Cada vez más, la crisis migratoria trasunta un auge de racismo y presiones contra la integración de quienes tienen piel cetrina o negra. Máxime si, además, son musulmanes. Ahora, el nuevo síntoma son las restricciones aduaneras intrazonales.

<p>Toca el turno a Dinamarca, donde florece un partido &eacute;tnico y, no por casualidad, pierde vigencia el tratado de Schengen (1993). Copenhague proyecta restablecer controles en las fronteras con Alemania (Holstein) y Suecia (Helsingor).<br />
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La decisi&oacute;n tiene una g&eacute;nesis inquietante para las viejas democracias escandinavas. En efecto, un acuerdo concluido este mi&eacute;rcoles entre el gobierno liberal-conservador y la ultraderecha vulnera el tratado aludido, que borraba fronteras interiores en la Uni&oacute;n Europea.<br />
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Tampoco es casual que, este jueves, la UE discuta una propuesta francoitaliana notoriamente negativa: la suspensi&oacute;n temporaria del tratado. Su objeto es frenar la emigraci&oacute;n africana y musulmana. Sin parar mientes en una realidad com&uacute;n a Italia, Francia, Espa&ntilde;a, Benelux, Alemania, etc. A saber, que esa mano de obra resulta indispensable para labores que los europeos ya no quieren desempe&ntilde;ar. Precisamente, lo que Barack Obama record&oacute; el martes, hablando en Texas contra el mal trato a hispanos.<br />
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Esgrimiendo argumentos dignos del III Reich, Klaus Frederiksen (ministro de hacienda) explic&oacute; que la medida &ldquo;busca frenar el aumento de la delincuencia y no afecta a Schengen&rdquo;. Pero el partido Popular Dan&eacute;s, aliado parlamentario del oficialismo, festejaba en las calles.<br />
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Dinamarca, entonces, gastar&aacute; unos &euro; 40 millones para bloquear las fronteras mayormente mar&iacute;timas o portuarias con sus dos vecinos inmediatos. Todo esto no pasar&iacute;a de fen&oacute;menos locales (Suecia, Finlandia, Francia, Holanda, Austria y B&eacute;lgica tambi&eacute;n tienen partidos racistas) si no fuera por Alemania, parte de cuya dirigencia financiera apoya una divisi&oacute;n del euro entre componentes m&aacute;s y menos pr&oacute;speros.<br />
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