<p>Ni tanto ni tan poco.</p>
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<p>Una mirada serena al escenario es clara. No existen razones para suponer una recuperación enérgica, al menos en las economías más desarrolladas del planeta (toda Europa, Estados Unidos y Japón). <br />
El desenlace en la eurozona podría ser un desastre que se expanda por todo el mundo. Incluso la recuperación en Estados Unidos puede ser muy frágil. <br />
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Las apreciaciones más recientes sobre crecimiento probable para este año son muy inferiores a las que se esperaban un año atrás. Esto es especialmente cierto en el caso de la eurozona, que se calcula caerá en recesión. Se espera contracción en las economías de Italia y España y para Francia y Alemania las expectativas son de crecimiento insignificante. De Gran Bretaña se espera que se ubique en la misma situación que los dos miembros más grandes de la eurozona. Sólo de Japón y Estados Unidos se espera algo cercano a un crecimiento razonable este año. En el caso de Estados Unidos, se previó un crecimiento de 2,1% en diciembre (contra 1,9% en noviembre). <br />
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Lo que la crisis de 2008 y 2009 puso de manifiesto fue que los años anteriores vieron un extraordinario ciclo de crédito privado, especialmente en Estados Unidos, Gran Bretaña y España, respaldado por suba de precios de la vivienda. La explosión de esas burbujas condujo a una explosión de los déficit fiscales.<br />
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Puede que Estados Unidos está listo para la recuperación, aunque una recuperación limitada por el prematuro ajuste fiscal, el desapalancamiento en curso, los riesgos en la eurozona y tal vez suba en el precio de los combustibles. La recuperación también estará construida sobre lo que sigue siendo una economía desequilibrada.<br />
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El gran riesgo, sin embargo, es la fragilidad de la eurozona. El gran peligro para las débiles economías de la eurozona es que los sectores público y privado van a buscar reducirse simultáneamente. Esta es una fórmula para depresiones prolongadas. Los soberanos insolventes están atrapados en un esfuerzo, probablemente condenado al fracaso, por ajustar sus posiciones fiscales en ausencia de un sector privado adecuado y de compensaciones externas. Para esos países, una recesión en toda la eurozona es una calamidad: va a dañar enormemente el ajuste externo que necesitan. Ante este panorama, la oferta del Banco Central Europeo de financiamiento barato a los bancos por tres años que podrían re-prestarle a soberanos en apuros es poco más que un paliativo; inteligente, pero inadecuado.</p>
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Sin esperar mucho de las economías centrales
Los comentaristas del escenario internacional oscilan entre el pesimismo irracional y el optimismo sin causa. Un tropiezo en la negociación de Grecia con los demás países europeos, implica que los griegos abandonan el euro y que se desata una crisis de efectos imprevisibles. Una modestísima recuperación del empleo en Estados Unidos permite suponer que lo peor quedó atrás y que la recuperación avanza a paso firme.