jueves, 26 de diciembre de 2024

¿Sigue la economía mundial atada a un dólar inestable?

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Contra el obsesivo oprtimismo de Alan Greenspan, el Banco Mundial dirá en la próxima asamblea semestral que “el repunte global ha pasado su cénit. Como el BID, teme que la desaceleración en ciernes quede pegada al dólar estadounidense.

En el informe financiero sobre desarrollo, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) ha reducido de 3,8 a 3,1% la proyección de alza en el producto bruto global (PBG) de 2005. Las factores dominantes en esta decisión son las firmes tasas largas de interés en Estados Unidos y Gran Bretaña, más el 25% de alza del euro en dólares durante 2004, tomando el pico de US$ 1,365 (30-XII-04).

En principio, los técnicos no creen posible una recesión mundial lisa y llana, temor que sí abrigan Saudiarabia y otras potencias petroleras. No obstante, el Banco Mundial sostiene que el déficit norteamericano de pagos externos en cuenta corriente, relación clave entre la economía de EE.UU. y el resto del planeta, aumenta las probabilidades estadísticas de que surja una recesión.

“La evolución del défici en cuenta corriente nortamericano es insostenible, aunque Greenspan o Benjamin Bernanke lo interpreten como señal positiva”, afirma Urí Dadush, alto funacionario del BIRF. “Cualquier acción tendiente a desactivar ese déficit y el fiscal adoptará formas muy difíciles de evaluar anticipadamente. Sin duda, exigirá ajustes en tipos de interes y en paridades cambiarias”.

Entretanto, el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), presume que el crecimiento de la mayor economía en desarrollo (China), en términos de PBI, aflojará de 9,5% en 2004 a 8,5% anual en 2005. Algunos observadores (Hongkong, Singapur) sospechan que la proyección real es inferior a 7,8% y ha sido inflada para no irritar a Beijing. Pese al gesto político, el BAD estima que, tarde o temprano, China deberá revaluar el yüan. O sea, dejar ceder el dólar del actual YR 8,28 a alrededor de 6,50.

En otro plano, Greenspan y otros economistas financieros creen que un dólar en prolongada caída podrá reajustar el déficit comercial norteamericano sin muchos transtornos. Es decir, alentando exportaciones y encareciendo importaciones. Bernanke y su grupo, por el contrario, afirman que los déficit estadounidnese pueden subir al infinito teórico, pues el resto de mundo estará más que dispuesto a financiar el consumo de los norteanericanos, los gastos del gobierno y sus guerras. “Los mercados de Estados Unidos son y serán los más seguros del mundo”, insister Bernanke con fe de cruzado.

“Ya se sabe qué poco duraban y cómo terminaron las cruzadas”, apunta un comentario en “The Economist”, anónimo aunque se sepaa que pertenece a Eddie George, ex presidente del Banco de Inglaterra. El experto y unos pocos más temen que inversores y ahorristas extranjeros, bancos centrales inclusive, pierdan el gusto por activos en dólares, entre ellos bonos de Tesorería (o sea, deuda federal). “No es díficil que cualquier síntoma desencadena una venta masiva. El dólar es una carta brava en la economía norteamericana y mundial”, afirma Payl Kasriel (Northern Trust). “Si se desata una recesión, arrastrará a todos y, en ese caso, el dólar actuará como catalizador”.

En el informe financiero sobre desarrollo, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) ha reducido de 3,8 a 3,1% la proyección de alza en el producto bruto global (PBG) de 2005. Las factores dominantes en esta decisión son las firmes tasas largas de interés en Estados Unidos y Gran Bretaña, más el 25% de alza del euro en dólares durante 2004, tomando el pico de US$ 1,365 (30-XII-04).

En principio, los técnicos no creen posible una recesión mundial lisa y llana, temor que sí abrigan Saudiarabia y otras potencias petroleras. No obstante, el Banco Mundial sostiene que el déficit norteamericano de pagos externos en cuenta corriente, relación clave entre la economía de EE.UU. y el resto del planeta, aumenta las probabilidades estadísticas de que surja una recesión.

“La evolución del défici en cuenta corriente nortamericano es insostenible, aunque Greenspan o Benjamin Bernanke lo interpreten como señal positiva”, afirma Urí Dadush, alto funacionario del BIRF. “Cualquier acción tendiente a desactivar ese déficit y el fiscal adoptará formas muy difíciles de evaluar anticipadamente. Sin duda, exigirá ajustes en tipos de interes y en paridades cambiarias”.

Entretanto, el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), presume que el crecimiento de la mayor economía en desarrollo (China), en términos de PBI, aflojará de 9,5% en 2004 a 8,5% anual en 2005. Algunos observadores (Hongkong, Singapur) sospechan que la proyección real es inferior a 7,8% y ha sido inflada para no irritar a Beijing. Pese al gesto político, el BAD estima que, tarde o temprano, China deberá revaluar el yüan. O sea, dejar ceder el dólar del actual YR 8,28 a alrededor de 6,50.

En otro plano, Greenspan y otros economistas financieros creen que un dólar en prolongada caída podrá reajustar el déficit comercial norteamericano sin muchos transtornos. Es decir, alentando exportaciones y encareciendo importaciones. Bernanke y su grupo, por el contrario, afirman que los déficit estadounidnese pueden subir al infinito teórico, pues el resto de mundo estará más que dispuesto a financiar el consumo de los norteanericanos, los gastos del gobierno y sus guerras. “Los mercados de Estados Unidos son y serán los más seguros del mundo”, insister Bernanke con fe de cruzado.

“Ya se sabe qué poco duraban y cómo terminaron las cruzadas”, apunta un comentario en “The Economist”, anónimo aunque se sepaa que pertenece a Eddie George, ex presidente del Banco de Inglaterra. El experto y unos pocos más temen que inversores y ahorristas extranjeros, bancos centrales inclusive, pierdan el gusto por activos en dólares, entre ellos bonos de Tesorería (o sea, deuda federal). “No es díficil que cualquier síntoma desencadena una venta masiva. El dólar es una carta brava en la economía norteamericana y mundial”, afirma Payl Kasriel (Northern Trust). “Si se desata una recesión, arrastrará a todos y, en ese caso, el dólar actuará como catalizador”.

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