Si triunfa, Obama se encontrará con una potencia menos influyente
Estados Unidos sufre una crisis financiera originada en dos previas (hipotecas, crédito) y afronta una recesión. Esto se suma a graves errores estratégicos del gobierno saliente de 2003 en adelante- y reducen el peso internacional del país.
22 octubre, 2008
En realidad, las turbulencias en los mercados reflejan el fracaso de la “revolución conservadora” acaudillada por Ronald Reagan desde 1981, salvo el intervalo liberal de William J. Clinton (1993/2000). El fenómeno paso al campo geopolítico con la invasión de Irak (2003) y la “guerra imposible” en Afganistán.
<p> </p>
<p>Mientras los problemas bélicos no se resuelven, el primer plano lo retienen la crisis sistémica –abarca todo Occidente- y los traumáticos mega-rescates. Justamente, la administración republicana los ha iniciado con esquemas reaganianos y escaso interés en la economía física o el dinero de los contribuyentes. </p>
<p>Pese a la adopción –a regañadientes- de elementos basados en Gran Bretaña y a Eurozona, la permanencia en sus cargos de Henry Paulson y un nutrido equipo proveniente se Goldman Sachs le ata las manos al próximo gobierno. A menos que emule a Brasil y privilegie la salud de la economía y la sociedad sobre la de los banqueros y financistas. </p>
<p>Sea como fuere, en país tras país la reacción a la crisis norteamericana se traduce en un deterioro del prestigio o la influencia de EE.UU. Paralelamente, rivales nunca del todo superados (Rusia, Unión Europea) o competidores regionales (Japón, China, India, Brasil) siguen en carrera. Entre otras cosas, porque la crisis occidental los alcanza sólo parcialmente. Ni hablar de los países petroleros, a quienes la baja de precios puede frenar pero no sacar de quicio. </p>
<p>En esencia, lo que está perdiendo EE.UU. es credibilidad geopolítica y neoeconómica. En ese contexto, no la alcanza con la hegemonía militar. Máxime con un Pentágono deficitario en ideas, muy caro de mantener y esperando –todavía- otro 11 de septiembre que al-Qa’eda le retacea. </p>
<p>Barack Obama, si de él se trata, llegará a la Casa Blanca con pesadas herencias: dos guerras (Irak, Afganistán), casi US$ 750.000 millones de déficit primario, 843.000 millones en salvamentos y estímulos tributarios, más una deuda externa próxima a US$ 11,5 billones. En otro frente y dejando de lado el plan de estímulos a la economía por US$ 175.000 millones en diez años –propuesto por Obama mismo-, algunas industrias presionan por rescates, en verdad mucho más baratos que los financieros. Detroit, por ejemplo, necesita alrededor de US$ 60.000 millones para cubrir rojo y reconvertirse a vehículos menos costos y contaminantes. </p>