Creció el descontento femenino porteño hacia el gobierno nacional

El dato más llamativo del análisis comparativo entre enero y mayo de encuestas porteñas sobre la valoración del gobierno de Cristina Kirchner y Mauricio Macri, que hace Jorge Giaccobe, es la creciente desaprobación femenina a la Casa Rosada.

19 junio, 2013

La última medición de gestión del gobierno nacional y el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que viene realizando desde comienzo del año Giacobbe & Asociados, muestra que la Casa Rosada concentra cada vez más opiniones negativas entre los porteños: las peores calificaciones subieron más de 70% entre mayo y enero.
La administración de Mauricio Macri, en tanto, en los cinco meses registró una suba de las calificaciones contrarias algo encima de 10% en la misma área de investigación.
La encuesta relevó las evaluaciones de los porteños sobre las gestiones de los gobiernos Nacional y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, repitiendo exactamente las mismas preguntas: ¿Con qué nota (de 1 a 10) calificaría la gestión del Gobierno Nacional? y ¿Con qué nota (de 1 a 10) calificaría la gestión del Gobierno de la Ciudad? 
Hablamos de dos gobiernos que, si bien se presentan como políticamente opuestos, tienen en común varias cosas: un desgaste de años de gestión a la vista de la población que los evalúa, y calificaciones promedio por debajo de los cinco puntos, aclara Giaccobe.
La particularidad de la encuesta comparativa es que fueron las mujeres principalmente las que revelaron un descontento creciente, lo cual se acentuó en relación con la actuación de una congéner como Cristina Kirchner. Las dos peores notas más que se duplicaron desde el inicio del año: de 10,2% femenino que calificó con uno a la gestión presidencial saltó a 20,5 y recaló finalmente en 26,1% en mayo.
La siguiente peor ponderación fue de 4,8 a 6,8 en abril y 10,4% en mayo. De este modo, la reprobación femenina se acerca a la mitad de las consultadas, mientras que entre los hombres hubo una desmejora pero mucho más leve, ya que de 30% que la desaprobaban en enero, cinco meses después llegaron a 38%.
En cambio, en las mayores calificaciones, si bien minoritarias, los hombres y mujeres que las pusieron aumentaron la apuesta respecto del mes precedente. Entre los primeros, la máxima vino creciendo desde 3,9% en enero a 4 en mayo. Y de las segundas, de 1,6 a 4%.
En el promedio último, los caballeros calificaron al gobierno nacional con 4,68% y las damas, 3,91%. En enero había sido 4,80 y 5,10% respectivamente.
El gobierno de la Ciudad también registró una polarización de las opiniones, aunque no tan marcada como la del otro lado de la Plaza de Mayo. Las reprobaciones generales crecieron de 24 a 27% en los cinco meses, mientras las mejores notas bajaron de 15,5 a 14%. 
Las calificaciones del gobierno de la Ciudad siguen estables, incluso por sexos. No parece haber aquí modificaciones para bien o para mal, afirma Giaccobe.
Sin embargo, las mujeres porteñas mantuvieron y hasta mejoraron un poco la opinión en cuanto a la gestión de Macri, si bien el promedio declinó a de 5,2 a 5 puntos entre enero y mayo, con la salvedad que venía de una caída mayor en abril.
El promedio masculino bajó de 5,3 a 4,7%.
Giaccobe llama la atención sobre que a medida que fue avanzando el año, el promedio de calificaciones del gobierno nacional sufre una caída constante, mientras que el de la Ciudad, se mantiene relativamente estable. 
Y señala que son datos interesantes en este año electoral, donde hace meses se analiza la imagen de cada figura política del oficialismo y de la oposición. 
Comenta que estos números arrojan datos sobre el valor que se le confiere a cada gestión, es decir, no solo a las figuras políticas que simbolizan un proceso político en términos electorales, sino también el accionar del conjunto de personas que son parte de sus colectivos de gobierno, es decir, los que no serán parte de las boletas electorales. 
Nutren también las discusiones respecto del peso que tienen las gestiones a la hora de sepultar o impulsar a los políticos hacia sus destinos futuros. 
En este sentido, el dato más llamativo de éste estudio es la apertura de los datos por sexo: la caída en la valoración de la gestión del gobierno nacional no tiene nada que ver con los hombres. Es absolutamente producida por las mujeres. 
Los hombres se han mantenido en su lugar. No han cambiado de opinión respecto del gobierno nacional. Sin embargo un gran porcentaje de porteñas le han soltado la mano, abandonando las calificaciones regulares hacia las de desaprobación. Sobre todo ha crecido la calificación “1†que no simboliza solamente aplazo, sino también intolerancia. 
Lo estático de los hombres y el cambio en las mujeres termina conformando un promedio que, de no ser estudiado en detalle, podría engañar creyéndose parejo. 
Las mujeres han sido el principal agente de cambio político de las últimas dos décadas. 
El proceso continúa. Han crecido las notas muy altas, aunque en mucha menor medida que las bajas. 
Además del abandono de las mujeres, la calificación del gobierno nacional sufre un proceso de polarización siempre en detrimento de las notas regulares (4-5-6). 
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