Senado: Liporaci diluyó las expectativas

Con siete causas, la Cámara Alta quedó rodeada por la justicia. Sin embargo, tras la investigación por supuestos sobornos para la aprobación de la reforma laboral, el juez dictó la falta de mérito de los 11 legisladores. Por Jorge Liotti

31 diciembre, 2000

Como extensión del fuerte desprestigio que le provocó este año la sospecha general de corrupción, el Senado quedó rodeado por la justicia a través de siete causas.

Senadores acusados por sus pares, denuncias de pago de sobornos, cifras no comprobadas de ñoquis, constatación de faltantes en las arcas de tesorería, conformaron una geografía inédita para un Congreso que, detrás del fogoneo constante de Carlos Chacho Alvarez, aprendió a convivir al ritmo de los tribunales.

No sólo el Senado como institución quedó judicializado, sino que muchos de sus miembros quedaron salpicados y expuestos a una abrupta devaluación política.

Si existe un concepto sobre el que existe un consenso general en la Cámara Alta es que no se trata de episodios novedosos. Lo distinto es que esta vez salieron a la luz viejas y oscuras prácticas, amparadas por la connivencia entre los principales actores del cuerpo.

Pero las expectativas que generó en la sociedad este movimiento judicial se diluyó ayer, cuando el juez Carlos Liporaci dictó la falta de mérito de los 11 senadores imputados en la causa más resonante, la del presunto pago de sobornos a cambio de la aprobación de la reforma laboral.

El autor es periodista de la agencia de noticias DYN

Como extensión del fuerte desprestigio que le provocó este año la sospecha general de corrupción, el Senado quedó rodeado por la justicia a través de siete causas.

Senadores acusados por sus pares, denuncias de pago de sobornos, cifras no comprobadas de ñoquis, constatación de faltantes en las arcas de tesorería, conformaron una geografía inédita para un Congreso que, detrás del fogoneo constante de Carlos Chacho Alvarez, aprendió a convivir al ritmo de los tribunales.

No sólo el Senado como institución quedó judicializado, sino que muchos de sus miembros quedaron salpicados y expuestos a una abrupta devaluación política.

Si existe un concepto sobre el que existe un consenso general en la Cámara Alta es que no se trata de episodios novedosos. Lo distinto es que esta vez salieron a la luz viejas y oscuras prácticas, amparadas por la connivencia entre los principales actores del cuerpo.

Pero las expectativas que generó en la sociedad este movimiento judicial se diluyó ayer, cuando el juez Carlos Liporaci dictó la falta de mérito de los 11 senadores imputados en la causa más resonante, la del presunto pago de sobornos a cambio de la aprobación de la reforma laboral.

El autor es periodista de la agencia de noticias DYN

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