jueves, 26 de diciembre de 2024

Sen: Huntington acabó ultrasimplificando la historia

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Amartya Sen, bengalí y Nobel de la paz (1998), sostiene que el difunto Samuel Huntington era al principio un brillante teórico. Pero al final promovía concepciones exclusivistas y no toleraba hispanohablantes en Estados Unidos.

&ldquo;Est&aacute;bamos en las ant&iacute;podas uno de otro&rdquo;. Su obra hasta el &ldquo;Choque de civilizaciones&rdquo; (hubiese sido m&aacute;s correcto &ldquo;sociedades&rdquo;, como en Arnold J. Toynbee) &ldquo;era brillante. Luego incurrir&aacute; en ultrasimplificaciones, rasgo t&iacute;pico de Harvard&rdquo;, donde ense&ntilde;aba el rival de Eric Hobsbawn. Pese a sus errores de vejez, &ldquo;Huntington era un brillante pensador y polemista&rdquo;. <br />
<p>Sen recuerda que, ya en 1993 &ndash;mucho antes de que Francis Fukuyama decretara el fin de la historia, leyendo mal a G.W.F.Hegel-, &ldquo;previ&oacute; el colapso sovi&eacute;tico. Pero de ello dedujo que los conflictos entre potencias ser&iacute;an substituidos por choques entre culturas de base religiosa. M&aacute;s tarde, exhort&oacute; a Occidente a afrontar al Islam, en una actitud reduccionista&rdquo; (af&iacute;n a la Israel). </p>
<p>El bengal&iacute;, ejemplo de simbiosis y no choque cultural, subraya omisiones de Huntington, que Hobsbawn no cometi&oacute;. Por ejemplo &ldquo;pas&oacute; por alto la guerra entre musulmanes sunn&iacute;es y shi&rsquo;&iacute;es en Irak o el conflicto indopakistan&iacute;. Tampoco prest&oacute; al renacimiento de Rusia como potencia&rdquo;. Curiosamente, ahora Afganist&aacute;n vuelve a primer plano como cuando, en los a&ntilde;os 20, Toynbee lo consideraba un fracaso liminar del imperialismo brit&aacute;nico que, por el contrario, administraba India como una sociedad multicultural. &ldquo;Reci&eacute;n la independencia de ese pa&iacute;s y Pakist&aacute;n &ndash;inclu&iacute;a la posterior Bangladesh- reaviv&oacute; seculares conflictos entre hind&uacute;es, musulmanes y budistas&rdquo;. </p>
<p>El choque de cu&ntilde;o religioso que auguraba Huntington se parece a las guerras europeas de los siglos XVI y XVII entre cat&oacute;licos y protestantes. Pero, como lo muestra la &ldquo;conversi&oacute;n&rdquo; de Enrique VIII, la religi&oacute;n era ya ese instrumento pol&iacute;tico que &ndash;en el siglo XX- aterraba a Toynbee, cat&oacute;lico en un pa&iacute;s donde esa confesi&oacute;n era minor&iacute;a. El autor de &ldquo;Estudio de la historia&rdquo;, empero, vio m&aacute;s lejos que Huntington e identific&oacute; a las religiones superiores como cris&aacute;lidas de civilizaciones. No sus productos. </p>
<p>En su fase antihisp&aacute;nica, el fallecido polemista &ldquo;llega a plantear una defensa del ingl&eacute;s, el protestantismo y la etnia anglosajona como bases de Estados Unidos&rdquo;. No obstante, su ataque a quienes hablan castellano y son cat&oacute;licos &ndash;casi los iguala con los musulmanes- no toma en cuenta a los afroamericanos, todav&iacute;a primera minor&iacute;a, &ldquo;probablemente porque hablan ingl&eacute;s y EE.UU. no limita con pa&iacute;ses de esa etnia&rdquo;. Eso ocurre con la Europa mediterr&aacute;nea, donde las posturas xen&oacute;fobas de Huntington &ndash;no justamente un ario- cuajan con la resistencia a inmigrantes moros y negros. </p>

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