Seis temas ausentes en la reunión Dilma-Obama

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La Brookings Institution dice que hay seis asuntos fundamentales sobre los que ambos mandatarios se podrían haber pronunciado pero no lo hicieron. Todos referidos al clima y todas las fallas, para ellos, provienen de Brasil.

Hoy se hizo el anuncio sobre cambio climático acordado entre Dilma Rousseff y Barack Obama luego de la reunión del 30. 

La expectativa era grande porque Estados Unidos y Brasil son los dos países que más contribuyeron a la reducción de de las emisiones de gases de invernadero desde 2004, evalúa Timmons Roberts de la Brookings Institution. De su análisis emerge que de ambas potencias, la única que no estuvo a la altura de las expectativas fue Brasil.

En el anuncio, Obama dijo, por ejemplo: “las negociaciones sobre cambio climático sólo pueden tener éxito con Brasil como líder”.

Más allá de un conjunto de iniciativas comerciales conjuntas, hay dos anuncios importantes: ambos países se comprometen a trasladar 20% de su electricidad a energías renovables, diferentes de la hidroeléctrica, para 2030. Para Brasil eso significa duplicar la energía renovable no hidroeléctrica por encima de la que ya obtiene de sus enormes represas hidroeléctricas construidas en los últimos 60 años. Brasil promete también restituir y reforestar 12 millones de hectáreas de bosques, dentro y fuera de la región amazónica.

El anuncio menciona también de manejar y reducir riesgos climáticos que incluyen acontecimiento climáticos extremos y sequías. Ambos países intentarán trabajar juntos en compartir experiencias sobre planificación nacional y crear resiliencia climática en biodiversidad, ecosistemas, infraestructura, seguridad alimentaria y recursos hídricos.
A primera vista, dice Roberts, el anuncio parece satisfactori9o. Pero al analizarlo con más detenimiento, aparece el diablo en los detalles. Hay seis temas fundamentales que se esperaba serían clarificados pero no pasó nada:

1. El objetivo específico de las energías renovables no hidroeléctricas es importante, pero no está claro en qué proporción esos objetivos serán realizados con instalaciones solares y eólicas y con el enorme programa brasileño del etanol, del que tanto se viene hablando desde la crisis petrolera de los 70.

2. Es desalentador, dice la institución norteamericana, que Brasil no esté llevando al plano de toda la economía nacional el objetivo de la reducción de emisiones porque no dice el año en que las emisiones de combustibles fósiles llegarán a su tope y de allí comenzarán a caer.

3. El transporte no se menciona en las acciones propuestas por Brasil, a pesar de ser el responsable de casi la mitad de las emisiones del sector energético nacional. Esto significa una gran oportunidad perdida dado el potencial de reducción de carbono y los beneficios que se obtendrían al reducir la polución aérea de con automóviles nuevos.

4. No hubo una promesa neta de “cero deforestación” por parte de Brasil. La presidenta Dilma dijo en conferencia de prensa que habrá “cero deforestación ilegal”, una manera de referirse al tema que da margen a varias interpretaciones. Por lo tanto, es posible que la deforestación continúe.

5. Las enormes reservas de combustibles fósiles en capas profundas del suelo marino están convirtiendo al país en un importante productor mundial de petróleo. Dada la capacidad finita de la atmósfera y los océanos para absorber las emisiones, esos descubrimientos son considerados “bombas de carbono”. Sobre eso no se dijo nada, reflexiona Roberts.

6. También estuvo ausente del comunicado conjunto toda mención a las emisiones por persona.
Estos seis puntos son importantes, y en los seis Brasil fue una desilusión. Debemos esperar que haga el mayor esfuerzo posible por ir más allá de sus acciones presentes.

Lo más rescatable, tal vez, es el compromiso de que ambos países trabajaran en forma coordinada.

 

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