<p>Por cierto, Benjamin Bernanke admite que “las supuestas bondades de innovaciones financieras no estuvieron a la altura de las expectativas”. Alude elípticamente al festival de derivativos y derivados promovido, desde 2002, por Greenspan y él. Las “confesiones” de quien todavía encabeza el banco central –su amigo Timothy Geithner lo apoya desde el Tesoro- figuran en un papel de trabajo destinado a la inminente reunión del comité de política monetaria (28 y 29 de abril).<br />
“Los daños de esta reversión del crédito, en términos de riqueza licuada, propiedades embargadas e insolvencia tomarán tiempo para superarse”, advierte el funcionario que, sin embargo, proyecta emplear US$ 1,25 billón en dinero de los contribuyentes para comprar –este año- hipotecas titulizadas. Su objeto es fortalecer el mercado inmobiliario, los préstamos a personas y pequeñas empresas. <br />
Este tipo de esquemas puede chocar, por ejemplo, con los dos billones del mismo origen derramados para sacar activos tóxicos de los balances bancarios. Factores como ésos explican dos fenómenos opuestos: el brote de optimismo bursátil y las dudas sobre si el sistema financiero superará la crisis sistémica.<br />
Los panglosianos apelan a Goldman Sachs y su espectacular gesto: reunir US$ 5.000 millones para aportar a la restitución de US$ 10.000 millones en fondos públicos. La ex banca de inversión y actual banco comercial sólo trataba de diferenciarse de sus rivales en apuros. Pero los gurúes de Wall Street lo ven como signo de recuperación sectorial. En realidad, GS intenta salir airosa de la prueba ácida realizada sobre las diecinueve mayores entidades financieras del país. Hay un detalle clave poco mencionado: esta auditoría, los megarrescates a malos banqueros, las confesiones de Bernanke y la demonización de derivativos hubiesen sido inimaginables hace apenas cuatro o cinco años<br />
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Según Bernanke, los daños durarán un largo tiempo
Según el presidente de la Reserva Federal, el colapso de crédito en Estados Unidos repercutirá varios meses en precios de viviendas, poder adquisitivo de la gente y su capacidad de endeudarse. Pero olvida su papel y el de Alan Greenspan en el desastre.