<p>Con la excepción de Chile y Colombia –siempre según los expertos militares – el equipamiento de los demás países es obsoleto, lo que se traduce en frecuentes accidentes y una gran reducción de la capacidad operativa.<br />
En casi todos los países (otra vez la excepción son Chile y Colombia) los costos militares laborales superan 75% del presupuesto de defensa, cuando lo aconsejable es que no rebase 60% (55% en países de la OTAN).<br />
La misión esencial de las fuerzas armadas regionales de defender a los países de amenazas externas, choca con frecuencia con la sugerencia estadounidense de empeñar a los ejércitos de estos países en combatir nuevas amenazas, como el narcotráfico o el terrorismo.<br />
<br />
Los sudamericanos ven con desconfianza el futuro despliegue de la IV Flota estadounidense y más aún el uso de bases como la de Palanquero en Colombia, desde donde el Comando Móvil de la Fuerza Aérea estadounidense, utilizando aviones C17 puede monitorear todo el sur del continente, pero especialmente Brasil y Bolivia.<br />
<br />
En el caso de Brasil, una verdadera potencia regional y estrella entre los países emergentes, la desconfianza hacia EE.UU ha crecido, especialmente a partir de los grandes descubrimientos de hidrocarburos en la cuenca marina brasileña. Esa es la razón por la que Brasilia no compra armamentos en Washington y prefiere el abastecimiento de los franceses.<br />
<br />
Para Estados Unidos, la vieja creencia de la permanente relación con la región, ya no es creíble, especialmente después de la indiferencia de la gestión de George W Bush, y de las nuevas relaciones del área sudamericana con el sudeste asiático.<br />
<br />
En todo caso, toda Sudamérica intenta distanciarse de los criterios estratégicos y defensivos de Washington.</p>
<p>Se espera que abarque materias de cooperación como entrenamiento, equipamiento y tecnología, aunque no incluirá –como en el reciente caso de Colombia- el uso de bases brasileñas por parte de personal militar estadounidense.<br />
<br />
La exigencia brasileña es que incluya cláusulas de no intervención en asuntos internos y respeto a la soberanía de cada estado, en línea con lo acordado por la Unasur para todos sus miembros en la cumbre del año pasado.<br />
En Brasil persiste la desconfianza hacia iniciativas militares de EE.UU en la región, y todo acuerdo reflejará esa actitud así como las aspiraciones de liderazgo regional por parte del país sudamericano.<br />
<br />
La oportunidad del acuerdo tiene como marco el creciente gasto militar en la región. La adquisición de armas y equipos militares ha crecido a un ritmo no registrado en décadas. La carrera armamentista dependerá ahora del ritmo de recuperación económica en la región. Los analistas expertos afirman que comprar armas no es lo mismo que tener capacidad operativa. Desde esta perspectiva, únicamente Chile y Colombia tienen potencial militar balanceado, mientras Brasil hace grandes esfuerzos para mejorar su eficiencia operacional.<br />
<br />
El alza en los precios de las materias primas que exporta la región permitió, entre 2003 y 2008, una expansión de 30% en el producto bruto regional. Ese auge, en muchos casos, alentó el gasto en equipamiento militar.<br />
Entre ambos años citados, el gasto militar de Colombia se expandió en 40,1%; el de Ecuador, en 75,5%; el de Chile en 39,4%; el de Venezuela, en 85,4%; el de Perú, en 31,7%; y el de Brasil en 28%. El único que declinó fue el de Bolivia: -6,4%. El crecimiento en el caso de Argentina fue mínimo: 5.5%.<br />
<br />
</p>