Se desencuentran España, la Unión Europea y Latinoamérica
Días atrás, José Luis Rodríguez Zapatero le pidió a Porfirio Lobo, presidente fáctico de Honduras, no asistir a la cumbre UE-Latinoamérica, el 17 y 18. Pero le dio un premio consuelo: la reunión, el 19, entre España y Centroamérica (o parte de ella).
14 mayo, 2010
<p>Entre esa gresca tras la escena, el duro plan de austeridad impuesto a Madrid por la Eurozona –no la UE- y su propio deterioro político, Zapatero afronta tiempos duros.<br />
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En cuanto a Latinoamérica, las propias crisis locales europeas (Grecia, España, Portugal, eventualmente Irlanda e Italia) la ponen al margen del juego geopolítico allende el Atlántico. “Las dirigencias de la Eurozona esperan que el campeonato de fútbol le dé un respiro para barajar y dar de nuevo”, reflexionaba José Sócrates, primer ministro lusitano que Luiz Inácio da Silva ha propuesto como observador en la Unasur. <br />
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Esta trajinada cumbre madrileña forma parte de un escenario anacrónico, donde Zapatero podía plantear la viabilidad de España y Portugal como puente entre la UE y Latinoamérica. Amén de ello, subsisten incógnitas sobre el papel del bloque anglo-holando-francófono del Caribe (Guyana y Surinam están en Unasur). En cuanto al supuesto liderazgo de Zapatero o su sucesor, quizás el nada carismático franquista Mariano Rajoy, hay otro obstáculo: el ascenso de Lula como referente en Iberoamérica y África occidental. <br />
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No obstante, salvo los dos países ibéricos e Italia, hasta cierto punto, no se vislumbran otros miembros de la UE o la Eurozona con intereses especialmente fuertes al sur del río Bravo. Menos todavía aquende Panamá. En rigor, buena parte de las Antillas no pasa de paraísos fiscales para lavar capitales europeos y norteamericanos. En el limbo, languidece la agencia UE-Latinaomérica y Caribe (ULC, otra sigla cerca del olvido). <br />
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A todo eso se añade la hoy dudosa puesta en vigencia del tratado de Lisboa, otra fuente de costosos burócratas viajeros. Este instrumento, en efecto, reducirá la influencia de España y sus aliados latinoamericanos en la política exterior de la Eurozona. Por supuesto, las crisis financieras en ese grupo ponen en duda la extensión del euro al resto de la Unión Europea y, más aún, la incorporación de miembros como Islandia, Noruega, Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, etc.<br />
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Para España o la Eurozona, la ventaja de Unasur reside en el compromiso multilateral, algo que excluye la esfera de interés norteamericana (México, Centroamérica, Antillas). Por otra parte, Lisboa o no Lisboa, la UE puede arrastrada a un juego dominado por Estados Unidos (a través de Gran Bretaña), China, Rusia –o la Comunidad de Estados Independientes- y Brasil.<br />
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