lunes, 29 de diciembre de 2025

Se completó el sindicato de bancos

El Ministerio de Economía oficializó la designación de los bancos Nación, Francés y Galicia para asistir al gobierno en el proceso de reestructuración de la deuda en default en manos de acreedores locales.

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Los entidades se encargarán de los bonistas argentinos del sector minorista, mientras que el Barclays Capital, Merrill Lynch y la Unión de Bancos Suizos (UBS) se encargarán de la colocación en el tramo internacional. Estos bancos tomarán la negociación con los acreedores en el exterior, a excepción de los tenedores de bonos japoneses, para quienes se buscará otra entidad por tratarse de un caso particular.

Para el segmento mayorista, integrado por administradoras de
jubilaciones y pensiones y compañías de seguros de retiro, la
restructuracíon quedará en manos del Estado.

De todas maneras, el gobierno espera que el cierre de la negociación demore entre nueve meses y un año, y que el porcentaje de colocación que se alcance gire en torno 66%, el mínimo necesario para intentar hacer extensivas las condiciones de los nuevos títulos a todos aquellos bonistas que no acepten por voluntad propia los términos de la reestructuración.

Los bancos que superen ese nivel de colocación recibirán un plus sobre la comisión estipulada (0,275% sobre el valor nominal de los bonos). El premio, denominado “honorarios de éxito” será de 0,35% por bono colocado.

El monto total de las comisiones fue estimado por el ministro de Economía, Roberto Lavagna, en US$197,6 millones. Sin embargo, a esa cifra hay que sumarle los gastos que se le pagarán a los bancos por los servicios prestados: US$475.000 mensuales durante los primeros seis meses, descendiendo a US$300.000 para el resto de la negociación. Esta suma se deducirá de las comisiones una vez terminada la operación, salvo un monto fijo de US$100.000 por el período que se extienda el contrato.

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Los entidades se encargarán de los bonistas argentinos del sector minorista, mientras que el Barclays Capital, Merrill Lynch y la Unión de Bancos Suizos (UBS) se encargarán de la colocación en el tramo internacional. Estos bancos tomarán la negociación con los acreedores en el exterior, a excepción de los tenedores de bonos japoneses, para quienes se buscará otra entidad por tratarse de un caso particular.

Para el segmento mayorista, integrado por administradoras de
jubilaciones y pensiones y compañías de seguros de retiro, la
restructuracíon quedará en manos del Estado.

De todas maneras, el gobierno espera que el cierre de la negociación demore entre nueve meses y un año, y que el porcentaje de colocación que se alcance gire en torno 66%, el mínimo necesario para intentar hacer extensivas las condiciones de los nuevos títulos a todos aquellos bonistas que no acepten por voluntad propia los términos de la reestructuración.

Los bancos que superen ese nivel de colocación recibirán un plus sobre la comisión estipulada (0,275% sobre el valor nominal de los bonos). El premio, denominado “honorarios de éxito” será de 0,35% por bono colocado.

El monto total de las comisiones fue estimado por el ministro de Economía, Roberto Lavagna, en US$197,6 millones. Sin embargo, a esa cifra hay que sumarle los gastos que se le pagarán a los bancos por los servicios prestados: US$475.000 mensuales durante los primeros seis meses, descendiendo a US$300.000 para el resto de la negociación. Esta suma se deducirá de las comisiones una vez terminada la operación, salvo un monto fijo de US$100.000 por el período que se extienda el contrato.

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