¿Se acerca el fin de Merkel?

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La canciller bajo el fuego graneado de los conservadores bávaros.

 “En algún momento, me gustaría encontrar el momento apropiado para dejar la política”, dijo Ãngela Merkel. “Eso es mucho más difícil de lo que había imaginado. Pero no quiero ser un vejestorio medio muerto cuando deje la política”.

Dijo eso como respuesta a una pregunta, allá por 1999, sobre sus metas en la vida fuera de la política.  Merkel acababa de convertirse en secretaria general de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y concedía una entrevista a Der Spiegel.

Aquel fue también el año en que comenzó su ascenso junto con la restructuración casi revolucionaria del partido.  Muchos conservadores desde entonces no han podido reconocer su viejo partido.  Y mientras tanto, el malestar con el liderazgo de la canciller seguía creciendo, año a año, dentro  de la Unión Social Cristiana (CSU), el partido hermano del CDU.

Desde el otoño de 2015, cuando casi un millón de personas llegaron a Alemania como resultado de las políticas liberales de Merkel para con los refugiados, el malestar se convirtió en abierto rechazo. Y ahora, en junio de 2018, el CSU se hartó aunque en este momento no haya un disparador evidente para su enojo como no sea que se acercan las elecciones en Bavaria a mediados de octubre.  Quieren ver ya mismo el final de la era Merkel y para lograrlo están dispuestos a sacrificar la asociación entre los dos partidos conservadores que ya lleva décadas.

Las discusiones sobre Merkel dentro del CSU se caracterizan por la furia y la malicia. El líder del CSU, Horst Seehofer, amenaza con desafiar el poder de Merkel, garantizado por la constitución, para fijar los lineamientos de la política.

Formalmente, el caos que está viviendo el escenario político alemán estos días  surge de uno de los 63 ítems del llamado “plan maestro” de Seehofer para reformar la política de refugiados: el pedido que los inmigrantes deban regresar al llegar a la frontera alemana si ya pidieron asilo o están registrados como refugiados en otro estado miembro de la Unión.

Merkel, mientras tanto, considera que esa política es el tipo de medida unilateral que preferiría evitar. Insiste en que debe haber una “solución europea”, con lo cual quiere decir una reforma de la política de migración de la Unión Europea negociada con todos los socios.

En realidad el CSU quisiera terminar con toda la política de refugiados  íntimamente asociada con el nombre de Merkel. Si Seehofer y su partido cumplen con su promesa de comenzar pronto a rechazar personas en la frontera Merkel tendrá dos opciones: abandonar sus convicciones o consumar la ruptura entre el CDU y el CSU.

Paradójicamente, es el propio partido hermano del de Merkel el que desencadena la crisis política más importante en sus casi 13 años de mandato. Nadie sabe cómo terminará esto, pero los rumores sobre el inminente fin de Merkel ahora son constantes en las calles de Berlín.

 

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