Cuando faltan apenas 10 semanas para que expire el periodo de transición post-Brexit, la comunidad empresaria de Flandes contiene la respiración. Gran Bretaña es uno de los principales mercados de exportación de la fruta de Bélgica. Y con la separación definitiva señalada para el 31 de diciembre del 2020, existe la gran probabilidad de imposición de aranceles, inspecciones de productos y demoras en los puertos.
Marc Evrard, director comercial del Belgian Fruit Valley (BFV), un asociación que abarca a 1.000 productores de frutas, teme que el impacto va a ser considerable. Las perspectiva de que Gran Bretaña abandone el mercado único el 31 de diciembre sin haber aprobado antes un acuerdo comercial va a ser altamente disruptiva para las empresas británicas, que tienen a las Unión Europea como su mayor socio comercial. El fracaso de los intentos por lograr un acuerdo que elimine aranceles y cuotas también va a ser un golpe fuerte para una gran cantidad de regiones europeas.
Bélgica es uno de los países de la UE que más van a sufrir con un Brexit duro. Si no hay acuerdo, en el país desaparecerán muchos miles de empleos, especialmente en Flandes, que es una de las regiones comercialmente más ligadas a Gran Bretaña.
La ansiedad creció cuando el viernes 16 de octubre Boris Johnson advirtió que el Reino Unido abandonaría su periodo de transición post Brexit sin un acuerdo comercial a menos que La UE haga un cambio fundamental en su postura. Ambas partes están aprontando planes de contingencia para una salida sin acuerdo, aunque continúan los contactos.
Los riesgos posibles de un Brexit sin acuerdo van más allá de aplicar aranceles a las importaciones. Se perderán también las oportunidades de investigación científica conjunta y la cooperación entre las autoridades de ambas partes para facilitar los trámites de los procedimientos aduaneros.
La Unión Europea lamenta la intransigencia del Reino Unido en cuanto a ofrecer garantías de cxompetencia justa para las compañías europeas. Por su parte, el Reino Unidos acusa a la UE de insistir en los derechos de pesca en aguas soberanas británicas.