La proximidad de los comicios y la delantera que el binomio Barack Obama-Joseph Biden le lleva a John McCain-Sarah Palin despiertan viejos resquemores demócratas o esperanzas. Nadie olvida que, hace veintiséis año, el popular intendente negro de Los Ángeles, Thomas Bradley, aventajaba en siete puntos a su rival republicano por la gobernación,
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<p>Perdió por un margen superior, pues también el voto hispano le fue adverso: las relaciones entre negros y chicanos eran malas. A varias encuestadoras le tomó años superar el papelón. Seis años después, otro negro que figuraba al frente en los sondeos por las internas demócratas (Jesse Jackson) se quedó sin candidatura presidencial. </p>
<p>Nadie menos que el “Washington Post”, hoy muy derechista, y varios periódicos de Europa occidental evocan esos espectros. Por supuesto, Obama es aspirante presidencial (Jackson quedó en precandidato) y ha ganado terreno inclusive en estados que habían votado por George W. Bush en dos oportunidades. </p>
<p>Por otra parte, los republicanos que apuestan al presunto racismo oculto de blancos y latinos olvidan otro factor: Obama creció en buena medida porque Bush termina el mandato con la peor imagen pública –y el PBI cediendo 0,3% anual- desde Richard M. Nixon. Con una diferencia en favor de éste: gracias a Henry Kissinger, Nixon preservó del desastre (Watergate) su política exterior. A la inversa, el vicepresidente Richard Cheney –halcón incurable- contribuyó decisivamente a la pésima imagen internacional, mientras Henry Paulson (hacienda) antepone los malos banqueros al interés de los contribuyentes. </p>
<p>Quienes temen o desean una derrota de Obama también esgrimen la propia, borrascosa interna demócrata. En su visión, a Hillary Rodham Clinton le fue mejor de lo supuesto porque, sin buscarlo, recogió votos de gente adversas a los negros (o mulatos, en el caso del senador por Illinois). Nuevo Hampshire es el ejemplo típico: Obama llevaba 6,5 puntos en las encuestas, pero la senadora neoyorquina le ganó por 2,6%. </p>
<p>No fue él único caso. Hubo además sorpresas en Rhode Island (+7,7% para Hillary), Virginia oeste (+4,3%), Ohio (+2,7%) y California (+2,3%). Esto explica que McCain esté centrando en esos distritos sus últimos esfuerzos de campaña, añadiendo Pennsilvania, Florida y Colorado, donde la cuestión racial tiene peso. Marginalmente, hay una encuesta curiosa pero inquietante de Pew Center: en Filadelfia, cuna de la nación, 63% considera patriota a McCain y sólo 3% a Obama. </p>
<p>En otro plano, la edad del republicano influye (pocos querrían a Palin de presidente por deceso) en las ciudades. Pero este mismo personaje mantiene adhesión en el “cinturón bíblico”, o sea los sectores rurales blancos donde todavía se insiste en que el mundo fue creado en 4004 antes de la era común. </p>
Se acerca el 4 y algunos temen o desean- que un alud racista hunda a Barack Obama
Tirios y troyanos se apoyan en iguales precedente: los sondeos ignoraron el racismo vergonzante errando con Thomas Bradley en 1982 y Jesse Jackson en 1988. Uno perdió la gobernación de California, otro la candidatura demócrata a presidente.