Xi Jinping inicia una visita de tres días a Rusia durante los cuales conversará con Vladimir Putin. Ambos mandatarios han decidido fortalecer la nueva alianza destinada a hacer frente a las presiones que Estados Unidos ejerce sobre ambos países.
La visita de Xi, el más fuerte aliado extranjero de Putin, incluirá la firma de nuevos acuerdos comerciales y compromisos de inversión. Con Moscú y Beijing bajo el fuego del presidente norteamericano, sea mediante sanciones o guerra comercial, ambos países se han hecho amigos dejando atrás décadas de desconfianza.
Se supone que la reunión cumbre va a llevar a una mayor cooperación energía, aviación y comunicaciones y a sumar áreas nuevas como agricultura, finanzas, tecnología y comercio electrónico.
El riesgo de que Estados Unidos aplique nuevas sanciones a Rusia aceleró los esfuerzos de Moscú y Beijing para proteger las operaciones mediante medidas tales como sistemas de pagos no dolarizados.
Rusia, que ve a China como un aliado comunista pero un enemigo militar, se acercó a ella cuando Estados Unidos y la Unión Europea le impusieron sanciones en 2014 por la anexión de Crimea. El Kremlin veía en Beijing un socio poderoso y la oportunidad de venderle petróleo, gas y otros recursos naturales además de compensar la caída del financiamiento occidental .
Con un fuerte lazo personal entre los dos líderes, Rusia y China se han unido para enfrentar la belicosa política de la administración Trump.