Ruckauf despliega estrategia

Ruckauf busca diferenciarse del Presidente sin afectar su base de poder. Critica la política de encajes del Banco Central y despliega su estrategia con vistas al 2003.

23 junio, 2000

Carlos Ruckauf ha realizado varios movimientos en las últimas horas que señalan su estrategia política en el orden inmediato y futuro. Procura diferenciarse del Presidente, pero no enfrentarlo al punto de debilitar su imagen pública, con medidas que no coinciden e incluso se contradicen con las aplicadas a nivel nacional.

A su anuncio de no recortar horas extras, se sumo la oposición al paquete impositivo generado en el Ministerio de Economía, al recorte de los salarios y, ahora, a las disposiciones del Banco Central sobre encaje.

Su enojo se funda ,en particular, en que las disposiciones manejadas por Pedro Pou, titular del organismo, traban la posibilidad del Banco Provincia de desplegar una acción crediticia que fortalezca y aliente el despliegue productivo de sectores básicos de la economía bonaerense, como el agropecuario y las pequeñas y medianas empresas.

Los asesores de Ruckauf le acercaron informes en los que se señala que el Banco Central retiene a aquella entidad financiera $ 2500 millones como encaje, régimen más severo que el exigido a las instituciones privadas. Su reacción puede resumirse en la creencia que Pou se muestra suave con quienes hacen negocios lucrativos y se muestra rígido con quienes intentan cumplir un papel social.

La crónica política registra, por otra parte, los movimientos que realiza para consolidar un foco de poder en torno a su persona. El gobernador registra la ofensiva de los senadores justicialistas contra los decretos presidenciales como un intento con dos brazos: reclamar para sí una parte en el diálogo político y, por parte de los legisladores menemistas, colocar nuevamente en primer plano al ex Presidente.

Hasta hace pocos días, los interlocutores válidos, en función de manejar el poder real en sus respectivos distritos, eran los 14 gobernadores justicialistas, en particular los “tres grandes” (Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe) que, junto a los empresarios y los sindicalistas formaban parte del trípode en que se asentaban las negociaciones.

En la víspera, Ruckauf almorzó con los intendentes de Hurlingham, La Plata y La Matanza, tres distritos fundamentales en el mapa electoral bonaerense. Juan José Alvarez, Julio Alak y Alberto Balestrini surgen como sus principales aliados en la estrategia desplegada, sin prisa y sin pausa con vistas al 2003.

Como corresponde, todos se apresuraron a afirmar que es prematuro promover candidaturas. Analizaron el difícil equilibrio entre el apoyo que Ruckauf brinda en general a de la Rúa y las críticas a su accionar, necesarias para mantener la identidad. Hasta se aventuró ,en la comida, la posibilidad de un acercamiento futuro a Gustavo Béliz, en la medida en que éste retome posiciones claramente justicialistas.

Carlos Ruckauf ha realizado varios movimientos en las últimas horas que señalan su estrategia política en el orden inmediato y futuro. Procura diferenciarse del Presidente, pero no enfrentarlo al punto de debilitar su imagen pública, con medidas que no coinciden e incluso se contradicen con las aplicadas a nivel nacional.

A su anuncio de no recortar horas extras, se sumo la oposición al paquete impositivo generado en el Ministerio de Economía, al recorte de los salarios y, ahora, a las disposiciones del Banco Central sobre encaje.

Su enojo se funda ,en particular, en que las disposiciones manejadas por Pedro Pou, titular del organismo, traban la posibilidad del Banco Provincia de desplegar una acción crediticia que fortalezca y aliente el despliegue productivo de sectores básicos de la economía bonaerense, como el agropecuario y las pequeñas y medianas empresas.

Los asesores de Ruckauf le acercaron informes en los que se señala que el Banco Central retiene a aquella entidad financiera $ 2500 millones como encaje, régimen más severo que el exigido a las instituciones privadas. Su reacción puede resumirse en la creencia que Pou se muestra suave con quienes hacen negocios lucrativos y se muestra rígido con quienes intentan cumplir un papel social.

La crónica política registra, por otra parte, los movimientos que realiza para consolidar un foco de poder en torno a su persona. El gobernador registra la ofensiva de los senadores justicialistas contra los decretos presidenciales como un intento con dos brazos: reclamar para sí una parte en el diálogo político y, por parte de los legisladores menemistas, colocar nuevamente en primer plano al ex Presidente.

Hasta hace pocos días, los interlocutores válidos, en función de manejar el poder real en sus respectivos distritos, eran los 14 gobernadores justicialistas, en particular los “tres grandes” (Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe) que, junto a los empresarios y los sindicalistas formaban parte del trípode en que se asentaban las negociaciones.

En la víspera, Ruckauf almorzó con los intendentes de Hurlingham, La Plata y La Matanza, tres distritos fundamentales en el mapa electoral bonaerense. Juan José Alvarez, Julio Alak y Alberto Balestrini surgen como sus principales aliados en la estrategia desplegada, sin prisa y sin pausa con vistas al 2003.

Como corresponde, todos se apresuraron a afirmar que es prematuro promover candidaturas. Analizaron el difícil equilibrio entre el apoyo que Ruckauf brinda en general a de la Rúa y las críticas a su accionar, necesarias para mantener la identidad. Hasta se aventuró ,en la comida, la posibilidad de un acercamiento futuro a Gustavo Béliz, en la medida en que éste retome posiciones claramente justicialistas.

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