El encuentro de hoy será el segundo entre las partes en lo que va del mes, y las delegaciones que participarán de las conversaciones en la ciudad suiza expresaron su voluntad de seguir acercando posiciones para lograr al menos una solución temporaria.
Aunque las partes acordaron mantener en secreto los detalles de la discusión, se sabe que sobre la mesa de negociación figura un acuerdo que consiste básicamente en que Irán comience a desmontar la técnica que se precisa para la construcción de armas atómicas a cambio de una flexibilización de las sanciones económicas.
Un acuerdo más amplio se negociará después, cuando ya se haya generado confianza entre las partes.
En las últimas negociaciones, celebradas el 9 y 10 de noviembre pasado en Ginebra, quedaron claros los puntos espinosos.
Desde las delegaciones en Ginebra trascendió que Irán tenía que suspender el enriquecimiento de uranio al 20% y que el uranio que ya tiene enriquecido, al parecer 196 kilos, tendrá que convertirlo en barras de combustible o enviarlo a un tercer país.
Uno de los puntos que más dificultades presenta es el futuro de la instalación nuclear de Arak, en el centro de Irán, donde está previsto que el año que viene se ponga en marcha un reactor de agua pesada.
En ese tipo de reactores se produce plutonio como producto derivado, elemento que podría ser una alternativa al uranio enriquecido para una bomba nuclear, por lo que se convirtió en uno de los principales asuntos en discusión.
Por otra parte, analistas señalan que de llegar a un acuerdo se levantarían parcialmente las sanciones que impiden a Irán comerciar internacionalmente su petróleo, principal fuente de sus ingresos, mientras que otros descartan esta posibilidad.
Lo que está claro es que, mientras Teherán y las potencias intentan llegar a un acuerdo, Israel protestó en términos muy duros contra el mismo.
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo ayer que respeta la preocupación de Israel, pero que las conversaciones en Ginebra no constituyen “ningún riesgo adicional para Israel”.
El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, afirmó hoy durante una visita a Roma que hay “posibilidades” reales para llegar a un acuerdo en las reuniones que hoy empiezan, informó la cadena de noticias BBC.
“Viajo a Ginebra muy decidido a salir con un acuerdo. Hay posibilidades reales de lograrlo”, declaró el canciller iraní, quien acusó de nuevo a Israel de “torpedear” las negociaciones.
Asimismo, en un video difundido ayer y subtitulado en varios idiomas, Zarif pidió a las potencias aprovechar la “oportunidad histórica” y llegar a un acuerdo con Irán.
“Este año, nuestro pueblo eligió, a través de las urnas, un abordaje constructivo y, por medio de esto, dieron al mundo una oportunidad histórica de cambiar el rumbo”, aseguró.
“Para aprovechar esta oportunidad única, necesitamos aceptar igualdad de condiciones y elegir una senda basada sobre el respeto mutuo”, agregó.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ve con optimismo las conversaciones que arrancan hoy.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, aseguró que “no vamos a resolver nada con la presión de las sanciones. En ningún lugar las sanciones surtieron efecto”.
Para el presidente estadounidense, Barack Obama, un acuerdo con Irán supondría un éxito notable en política exterior, particularmente tras su amenaza de ataque contra Siria, que resultó frenada por la iniciativa rusa para que Damasco entregara su arsenal de armas químicas.
La posición más dura frente a Teherán es la de Francia.
El presidente francés, Francois Hollande, subrayó que el programa nuclear iraní es una amenaza para el mundo y dijo que no apoyará un acuerdo hasta asegurarse de que Irán no pueda construir un arma atómica.
Para París, Irán debe poner de inmediato bajo control internacional sus instalaciones nucleares, dejar de enriquecer uranio al 20%, reducir las reservas que tenga del mismo y detener la construcción de la planta de agua pesada de Arak.
La llegada del moderado Hasan Rohani a la presidencia de Irán en agosto pasado marcó un acercamiento entre Occidente y Teherán y supuso una gran oportunidad de negociación con Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania, las seis potencias que intentan poner coto a las actividades nucleares iraníes.
Representantes iraníes y de las potencias buscan definir los términos del programa nuclear iraní, hasta ahora objeto de sanciones, ya que se sospecha que busca armas atómicas, aunque Teherán asegura que tiene fines pacíficos.