<p>Como la facción más influyente y mejor organizada de la oposición formal, la fraternidad acaba cooptando a los mismos militares la que pusieron fuera de la legalidad en los años 70. “Resulta evidente que las dos fuerzan han llegado a una especie de pacto no escrito”, presume Elías Zarwán, analista especializado. “Tiene sentido para los generales, que desean estabilidad y mantener la gente fuera de las calles”.<br />
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Particularmente a las mujeres, tampoco bien vistas por los fundamentalistas Justamente, la Hermandad puede ir excluyendo a los laicos –en especial los jóvenes- de los espacios públicos. <br />
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Sin duda, Egipto y sus 83 millones de habitantes pugnan por encontrar orientaciones claras para su “revolución”, pero los militares insisten en emitir señales contradictorias. Así, días atrás el consejo de transición pasó un proyecto para poner fuera de la ley a manifestaciones callejeras. Horas después, el procurador fiscal confirmó que varios altos funcionarios de Hosni Mubarak serán procesados por muertes causadas durante las protestas de enero y febrero. <br />
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Por supuesto, la Hermandad Musulmana no les es simpática a otros grupos religiosos o sectarios, que la tachan de elitista. Estas sospechas generan oportunidades para otros partidos. Por ejemplo, seis capillas del salafismo, una escuela ultraconservadora. O la agrupación al-Wasat, una alternativa menos reaccionaria que la fraternidad o los salafíes. <br />
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“La fraternidad nunca había sido un movimiento revolucionario”, subraya Zarwán. “Pero esto ha sucedido y, ahora, los hermanos practican una vieja táctica de las izquierdas europeas: el entrismo. Por tanto, su perfil se afirma como interlocutor más válido que los liberales”. Un síntoma muy explícito apareció cuando Esam Sharaf –nuevo primer ministro- hablaba en la plaza de la Liberación. Allí estaba, a su lado, Mohammed al-Beltaghí, prominente miembro de la hermandad. <br />
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Resurge en Egipto la Hermandad Musulmana
En El Cairo posrevolucionario, la religión emerge como influyente fuerza política, aunque el levantamiento de plaza Tahrir era laico. La fraternidad es aliada tácita de los militares todavía en el gobierno egipcio. Ambos tratan de marginar a la oposición laica y frustrar las reformas votadas en el reciente plebiscito.