lunes, 25 de noviembre de 2024

Recuperación mundial, tomada con pinzas

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Cautelosamente optimista: así es como el último informe trimestral, a marzo de 2015, de Grant Thornton Argentina describe el estado de ánimo de los líderes empresariales de cara a todo el año.

En el reciente informe trimestral de Grant Thornton Argentina acerca de la economía mundial, su managing partner, Arnaldo Hasenclever, encontró que los empresarios permanecen tan positivos como desde 2007.

 

Esto no es una sorpresa, ya que, en muchos sentidos, el 2014 fue el año en el que la recuperación realmente tomó relevancia, no sólo en el Reino Unido y Estados Unidos, sino también en algunas de las economías europeas más golpeadas por la crisis de la deuda soberana (Irlanda, España e incluso Grecia mostraron signos incipientes de recuperación).

 

Sin embargo, la reciente crisis económica, política y social está pesando fuertemente en la mente de los líderes empresariales.

 

La investigación de la consultora mostró que el optimismo empresarial global cayó ocho puntos porcentuales (a un 35%) en el último trimestre de 2014.

 

El resultado está lejos de ser desastroso -en esta época del año pasado, el optimismo global se situó en apenas un 27% por ejemplo-, pero refleja las preocupaciones sobre la desigualdad en la recuperación global.

 

Tal vez el problema más grande es el de la eurozona con Grecia una vez más en el centro de la tormenta.

 

Los griegos eligieron al partido Syriza, que se ha comprometido a renegociar los términos del rescate financiero de 240 billones de euros y revertir muchos de los recortes de austeridad.

 

Con Alemania preparada para bloquear cualquier tipo de movimiento, los temores de una Grexit con potenciales efectos perjudiciales en cadena para el resto de la región, son cada vez más reales.

 

Como si esto no fuera suficiente, Italia está de nuevo en recesión, Francia está haciendo agua, Alemania se ha desacelerado y la deflación amenaza con asfixiar el gasto del consumidor y la inversión empresarial.

 

La región se encuentra en verdadero peligro de sufrir una “década perdida”, de la clase que Japón sufrió en la década del ´90 (que ahora se encuentra de nuevo en recesión, luego de un aumento del impuesto al consumo aplicado en un mal momento). En conjunto, esto podría entonces tirar abajo el (actualmente) alto vuelo del Reino Unido.

 

A esto hay que añadirle el malestar constante en Ucrania, con sanciones dirigidas a Rusia, particularmente haciendo caer al rublo y causando una reducción de las previsiones de crecimiento; el conflicto violento en el Medio Oriente está transformando la primavera árabe en un invierno de descontento; y América Latina está atrapada en la crisis tras el final del súper ciclo de materias primas.

 

Las perspectivas para 2015 ciertamente parecen difíciles.

 

No obstante, los empresarios continúan bastante optimistas y confían en que las compañías, especialmente aquellas lo suficientemente dinámicas para adaptarse a un entorno que cambia rápidamente, aún pueden prosperar.

 

La fortaleza de la economía de Estados Unidos es una de las razones. Su participación en la producción mundial puede haber caído en la última década del 32% al 22%, pero la fuerza del gasto del consumidor estadounidense sigue siendo vital para la salud de la economía mundial.

 

Los indicadores recientes parecen muy prometedores: la incorporación de 2,7 millones de puestos de trabajo en 2014 fue la mejor registrada desde 1999, y para 2015 se pronostica un crecimiento muy saludable de 3,3%.

 

Por otro lado, China es otro motivo para mantenerse optimista. Se ha hablado mucho de la tasa de desaceleración del crecimiento, llegando a un 7,3%. Sí, los niveles de deuda del gobierno son una preocupación, pero la transición controlada (moviéndose desde la inversión hacia el consumo) ofrece un camino sostenible de crecimiento a largo plazo.

 

En otros lugares, los gigantes asiáticos como India e Indonesia tienen Primeros Ministros electos que prometen ser más amigables con los negocios y liberar el potencial de sus millones de jóvenes.

 

Por último, África se muestra cada vez más abierta al crecimiento, comenzando a desacoplarse del ciclo de productos básicos y diversificándose a productos terminados.

 

Es evidente que la economía mundial no se está moviendo al mismo ritmo, y esto significa ciertamente una recuperación más desigual de la que hemos visto en crisis financieras anteriores.

 

Pero allá afuera existen oportunidades de crecimiento para los líderes empresariales que están dispuestos a asumir un riesgo: para hacer una adquisición, para poner en marcha un nuevo producto o para entrar en un nuevo mercado.

 

Hay una lección para todos los líderes empresariales: esta recuperación es, sin lugar a dudas, diferente: irregular y desigual.

 

Y sí, tomar decisiones audaces en un mundo incierto es duro.

 

Pero a veces tenemos que dar el paso, confiar en nuestro instinto y experiencia para saber cuál es el mejor curso de acción, y mantener la esperanza de un buen resultado.

 

Una actitud positiva puede ayudar a superar incluso los obstáculos más difíciles, concluye Hasenclever.

 

 

 

 

 

 

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