Contra junio de 2022 la suba del rojo comercial bilateral fue del 351,6%. El salto de las importaciones sin dudas estuvo explicado por el boom de las importaciones de soja para molienda (+3.247% i.a.) que alcanzó un récord de nada menos US$ 542 M en un contexto de escasez interna de la oleaginosa producto de la sequía.
De esta manera, en el primer semestre de 2023 la balanza comercial bilateral con Brasil lleva acumulado un déficit de US$ 3.578 millones, que es 2,7 veces superior al de igual lapso de 2022. Esto implica un monto negativo que no se registraba desde 2018, y que ya supera en un 59,4% al desequilibrio acumulado para todo 2022 (US$ 2.245 millones).
Más allá de que la sequía se trata de un shock transitorio cuyos efectos se disiparán hacia adelante, ha logrado que la Argentina alcance el mayor déficit comercial bilateral mensual de la historia, justo en un contexto donde el BCRA se encuentra con reservas negativas a pesar del reciente dólar soja 3, y las negociaciones de Massa en China no lograron conseguir ayuda por parte del BRICS para la financiación de importaciones.
¿Qué pasó con las importaciones desde Brasil en junio?
Las importaciones desde Brasil crecieron un 25,0% interanual en junio, en línea con el +27,1% i.a. que se registró para todo el semestre. El valor ascendió a US$ 1.969 millones, lo que significa el valor nominal más alto desde noviembre de 2011. Las importaciones se vieron traccionadas por el sector agropecuario donde sólo la importación récord de soja explicó el 25% de las importaciones argentinas a Brasil del mes, en un contexto en que la sequía en Argentina se da en simultáneo con una súper cosecha en Brasil.
Con mayor detalle, además del sector agropecuario hubo otros sectores que hicieron un aporte relevante al incremento de las importaciones, pero a diferencias de los meses previos también hubo caídas significativas:
Contribuyeron al aumento de las importaciones la “energía eléctrica”, que creció un 346% i.a. hasta los US$ 64,9 millones y “Partes y accesorios para vehículos automotores”, que crecieron un 17,7% i.a. hasta los US$ 174 millones.
De manera opuesta, hubo una fuerte caída de las importaciones de “vehículos automotores de pasajeros”, que se desplomaron un 42% por casi USD 90 M. Y también contribuyeron a la baja las compras de “petróleo”, reduciéndose un 23,9% hasta los USD 67,9 M.
¿Qué pasó con las exportaciones hacia Brasil en junio?
Mientras las importaciones crecieron significativamente, las exportaciones argentinas a Brasil en cambio mostraron una caída muy fuerte del 31%, bajando hasta USD 927 M. Es decir, las importaciones más que duplicaron a las exportaciones en el mes, revelando que más allá de factores coyunturales se está instalando un patrón de desequilibrio marcado con el principal socio comercial de la Argentina. Se registra entonces una fuerte desaceleración frente al crecimiento de las exportaciones del primer trimestre de 2023 (+15,2% i.a.), que estuvieron traccionadas por el importante crecimiento del sector automotriz.
Entre los productos de mayor participación en el total de exportaciones, casi todos mostraron un comportamiento deficitario:
Los de mayor caída absoluta fueron los “vehículos automóviles de pasajeros”, que retrocedieron USD 94 M i.a., con una caída proporcional de 35,1%. A su vez, los “vehículos automóviles para transporte de mercancías” cayeron en USD 48 M, lo que implica -19,6% en términos porcentuales. Estos guarismos indican un poderoso retroceso en el comercio bilateral del sector automotriz, lo que es especialmente destacable toda vez que Argentina y Brasil poseen una industria automotriz que se complementa y que obtiene competitividad gracias al mercado ampliado del MERCOSUR.
De acuerdo a lo esperado a raíz del escenario de sequía, el rubro con mayor contracción en junio fue “Trigo y Centeno, sin moler”, que cayó un 67,2%, representando USD 151 M menos de exportaciones.
Entre los rubros relevantes de las exportaciones argentinas a Brasil, el único que tuvo un crecimiento fueron los “Lácteos”, que aumentaron un 82,9% i.a. hasta los USD 32 M.
Balance y proyecciones 2023
Durante el primer semestre del año, las importaciones desde Brasil alcanzaron los USD 9.508 M (+27,1% i.a.) -reduciendo muy levemente el ritmo de crecimiento en relación con el de 2022 (+29,2% i.a.)-, mientras que las exportaciones totalizaron USD 5.930 M (-3,7% i.a vs +17,6% i.a el año pasado). De esta manera, las exportaciones son la nota disonante, dado que hasta mayo venían creciendo aunque a un bajo ritmo, pero con el mal comportamiento de junio (-31% i.a.) ahora se produce una caída de las exportaciones en el acumulado de los 6 meses de 2023.
El déficit comercial bilateral acumulado en el primer semestre del año llegó a USD 3.578 M, con un aumento del 170% que llevó a superar el total de déficit de 2022 (USD 2.245 M, que no fue un déficit pequeño sino en línea con el promedio de los últimos 20 años). De esta manera, hay que remontarse hasta el 2018 para encontrar un rojo comercial mayor -en este entonces fue de USD 3.668 M en los primeros seis meses-.
Hacia adelante seguirá presionando sobre el déficit comercial bilateral la necesidad de importar soja para molienda que provendrán principalmente de Brasil, Paragua y Bolivia (de no registrarse ese incremento de importaciones, la molienda caería un 37% en 2023).
Aunque claro está con un BCRA sin reservas (habría finalizado junio con reservas netas negativas por casi USD 5.000 M cuando al 31/12 se tenía un stock de USD 7.700 M), lo más probable es que el Gobierno busque apretar aún más el torniquete importador considerando que en el segundo semestre se viene el fin de la cosecha gruesa. Además, no hay muchas esperanzas de que se logre alguna ayuda por parte del BRICS para la financiación de importaciones desde Brasil -que evitaría la salida de dólares del BCRA- según dejó trascender el ministro de economía Haddad, asegurando que “no hubo tiempo” para tratar el pedido de la Argentina. Esto era esperable debido a una cláusula del banco de los BRICS que hace imposible el acuerdo para auxiliar financieramente a Argentina, y que no hay muchos incentivos a cambiarlo debido a que varios países miembros comenzarían a utilizarlo -como India para ayudar a Bangladés-. El torniquete adicional sobre las importaciones luce ser “ineludible”.