Reacciona Caracas al escándalo y confirma una renuncia

A través de un comunicado, Petróleos de Venezuela indica que Diego Uzcátegui “se apartó del cargo para facilitar la investigación” sobre la valija con US$ 790.500. Esto tras dos días de versiones y desmentidas.

17 agosto, 2007

Al cabo de mucho trajín, reticencias alrededor de Hugo Chávez, pudo más la irritación de Néstor Kirchner. Finalmente fue la propia PdeV estatal la encargada de confirmar la dimisión (¿o el despido?) de alguien que se había expuesto demasiado.

Mientras tanto, el presidente y su entorno mantenían el silencio, como suele suceder en Argentina cuando estallan cosas parecidas. “Uzcátegui Mateus ha puesto su cargo a disposición del poder ejecutivo. La renuncia le fue aceptada”, señala un parte de prensa. Según el texto, el dimitente “deja el cargo en aras de facilitar las investigaciones para determinar las circunstancias que relacionan a empleados de la firma con el incidente”. En verdad, el “empleado” es él.

Inevitablemente, la empresa reitera su “disposición a proporcionar toda la colaboración que requieran las autoridades para el esclarecimiento definitivo del hecho”. Pero “se reserva las acciones legales y administrativas necesarias a objeto de preservar la integridad de la empresa y sus trabajadores”.

Daniel Uzcategui Spetch, hijo de Uzcategui Mateus, es señalado como la persona que invitó al “empresario” ítalovenezolano Guido Alejandro Antonini Wilson a viajar en el vuelo privado alquilado por el gobierno de Néstor Kirchner que lo llevó a Buenos Aires el 4 de agosto. En es oportunidad, intentó pasar casi US$ 800.000 –lo cual es licito- sin declararlos en la aduana (lo cual no lo es).

El comunicado se difundió horas después de que la jueza Marta Novatti ordenara la captura internacional de Antonini. Su paradero se desconoce, pero ya es buscado por Interpol. El escándalo también le costó el puesto al ahora ex presidente del Órgano controlador de concesiones viales (OCCVI), que iba en el avión. Pero también dejó en postura desairada a la cúpula de Enarsa y al ministro de planeamiento, Julio de Vido. De paso, Cristina Kirchner retrocedía en los sondeos, en parte por la “ofensiva de juicios” montada por el gobierno contra Elisa Carrió.

Al cabo de mucho trajín, reticencias alrededor de Hugo Chávez, pudo más la irritación de Néstor Kirchner. Finalmente fue la propia PdeV estatal la encargada de confirmar la dimisión (¿o el despido?) de alguien que se había expuesto demasiado.

Mientras tanto, el presidente y su entorno mantenían el silencio, como suele suceder en Argentina cuando estallan cosas parecidas. “Uzcátegui Mateus ha puesto su cargo a disposición del poder ejecutivo. La renuncia le fue aceptada”, señala un parte de prensa. Según el texto, el dimitente “deja el cargo en aras de facilitar las investigaciones para determinar las circunstancias que relacionan a empleados de la firma con el incidente”. En verdad, el “empleado” es él.

Inevitablemente, la empresa reitera su “disposición a proporcionar toda la colaboración que requieran las autoridades para el esclarecimiento definitivo del hecho”. Pero “se reserva las acciones legales y administrativas necesarias a objeto de preservar la integridad de la empresa y sus trabajadores”.

Daniel Uzcategui Spetch, hijo de Uzcategui Mateus, es señalado como la persona que invitó al “empresario” ítalovenezolano Guido Alejandro Antonini Wilson a viajar en el vuelo privado alquilado por el gobierno de Néstor Kirchner que lo llevó a Buenos Aires el 4 de agosto. En es oportunidad, intentó pasar casi US$ 800.000 –lo cual es licito- sin declararlos en la aduana (lo cual no lo es).

El comunicado se difundió horas después de que la jueza Marta Novatti ordenara la captura internacional de Antonini. Su paradero se desconoce, pero ya es buscado por Interpol. El escándalo también le costó el puesto al ahora ex presidente del Órgano controlador de concesiones viales (OCCVI), que iba en el avión. Pero también dejó en postura desairada a la cúpula de Enarsa y al ministro de planeamiento, Julio de Vido. De paso, Cristina Kirchner retrocedía en los sondeos, en parte por la “ofensiva de juicios” montada por el gobierno contra Elisa Carrió.

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