<p>Se espera que una nueva administración se organice partiendo del Consejo Nacional de Transición (CNT), creado durante la primera fase de la rebelión en Barka-Cirenaica. Sin embargo, todavía no esta claro quién será el próximo líder, luego de los 42 años que el coronel Muammar Ghadafi y su familia estuvieron en el poder. <br />
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El mayor candidato a la presidencia es el jefe del CNT, Mustafá Abdul Dyalil, último ministro de Justicia en el régimen depuesto. Se trata de un dirigente popular en el este y tiene reputación de íntegro. Era el único no familiar que se animaba a decirle no al caudillo, pero se ignora si en verdad quiere el cargo. <br />
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Mahmud Dyibril, jefe de gabinete en el CNT, o sea la junta directiva, tiene mayores posibilidades de asumir la presidencia. Tiene fama de eficaz tecnócrata y, se sabe, por él pasan muchas de las decisiones cotidianas del organismo colegiado.<br />
Su colega, Alí Tarhuní, también tiene alto perfil. A mediados de la guerra civil, regresó del exilio para manejar las finanzas del CNT y de las zonas liberadas. Otro personaje mencionado con frecuencia es Shokrí Ghanem, ex primer ministro del ra’is, clave en la reforma económica de 2007. Pero no reside en Libia ni forma parte del CNT.<br />
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Una vez eliminado el coronel, las dificultades recién empezarán para un gobierno que –se supone- deberá modificar la constitución y llamar a comicios en un país de 1.800.000 km2 y apenas 6.500.000 habitantes. Saqueos, venganzas contra adictos a Ghadafi y su sangriento hijo Jamís al-Islam, masacres de milicianos africanos y luchas intestinas son amenazas al orden público. Ello sin contar con los enfrentamientos étnicos entre tribus árabes y bereberes. <br />
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El propio CNT es un endeble conjunto de facciones variopintas. Grupos seculares conviven mal con hermanos musulmanes, sectas idrisíes y salafies. Mientras, ex colaboradores de los Ghadafi tienen roces con antiguos exilados. Hasta su muerte, el coronel galvanizaba esa oposición asaz conventillera.<br />
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El desafío inmediato que afronta la conducción en Trípoli, Bengasi Misurata y otras poblaciones consiste en impedir asesinatos de gente leal a los Ghadafi. Los mayores interesados a evitar baños de sangre son el Consejo de Seguridad Naciones Unidas) y la Organización del Tratado Noratlántico.</p>
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¿Quién se hace cargo de Libia tras Ghadafi?
Tras el júbilo en Bengasi y Trípoli, se palpa un clima de ansiedad por el futuro. La gente sabe que la batalla aún no ha terminado y nuevos combates aguardan. También hay riesgos de caos mientras el gobierno trata de dominar velozmente la situación.