¿Qué significa el triunfo de AMLO en México?

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Andrés Manuel López Obrador sacó más votos que los que obtuvieron todos los otros candidatos, juntos.

No había ocurrido en los últimos 90 años. En México, se consagró presidente un candidato que no pertenecía a ninguno de los dos partidos tradicionales. AMLO, como popularmente se lo conoce, obtuvo el 54% de los votos válidos emitidos.

Además, es la primera vez en 20 años, que el partido que llevó al triunfo al primer mandatario, obtenga el control total del Congreso. El triunfador asegura que “pondrá a Trump en su lugar”. Más allá de la retórica, lo cierto es que está convencido que el NAFTA (el acuerdo de libre comercio en Norte América) debe ser renegociado.

El nuevo presidente se encuentra con un panorama muy complejo. Deberá enfrentar y dominar una oleada de violencia, a todos los niveles, sin precedentes. Habrá que manejar una temible disputa con el socio comercial más importante, Estados Unidos bajo el liderazgo de Donald Trump. Y por añadidura, habrá que navegar sobre una enorme y creciente división entre pobres y ricos en el país.

El riesgo mayor, con todo, es sobre el futuro de la democracia mexicana. Todas las instituciones del sistema tambalean, entre creciente apatía e inusitada violencia, lo que hace temer por el futuro inmediato de la democracia mexicana.

López Obrador, un veterano luchador de 65 años, anuncia que lo que viene es un cambio profundo. Su promesa electoral ha sido erradicar el mal de la corrupción. El tema de la emigración mexicana y centroamericana a Estados Unidos, en esta coyuntura, garantiza enfrentamientos con las autoridades del país vecino.

La oposición teme que un gobierno populista de izquierda, “se venezolanice” y haga estragos en la salud de la economía del país. El nuevo mandatario recuerda, por ahora, las principales promesas de campaña. Repitió que se revisarán todos los contratos energéticos porque en ellos, dice, hay claras señales de corrupción.

En su visión, corrupción es el peor flagelo imaginable. Es la causa –afirma- de la notoria desigualdad económica. La lucha contra el narcotráfico es la primera y gigantesca batalla.

Para no abrir otros frentes, ha prometido que no habrá nacionalizaciones y que se respetarán los negocios privados. En campaña, se dedicó a denostar a Donald Trump. En su primer discurso como triunfador aseguró que busca establecer relaciones amistosas. Pronto se verá en qué dirección avanzan ambos actores.

 

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