El G20 es un foro creado en 1999 (sin personería jurídica internacional) integrado por los 20 países más ricos del mundo, que representan 85% de la economía mundial, 80% del comercio mundial y dos terceras partes de la población del planeta.
Su objeto es la cooperación y las consultas entre los países en temas que originalmente se centraban en lo referido al sistema financiero internacional, pero que en los últimos años (especialmente tras la crisis internacional del 2008/2009, cuando además de los 20 integrantes se incorporaron a las reuniones representantes de organismos internacionales o multilaterales) se ha dedicado a discutir y generar posiciones en asuntos económicos en general, relativos a los países industrializados y las economías emergentes.
El G20 integra a estos países (por orden alfabético): Argentina, Alemania, Australia, Arabia Saudita, Brasil, Canadá, China, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, República de Corea, Rusia, Sudáfrica, Turquía, el Reino Unido, los Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
Para la Argentina el G20 tiene valor diverso según el ámbito que se analice, pero en todo caso, de gran magnitud, según sostiene Marcelo Elizondo en el último informe de la consultora DNI (Desarrollo de Negocios Internacionales).
“En primer lugar debido a que pertenecer a un foro de tamaña envergadura implica el acceso a un nivel de discusiones que Argentina no logra usualmente. Justo cuando Argentina se ha propuesto recuperar respeto internacional (y consecuentes beneficios económicos) luego de que en muchos de los últimos años la reputación externa fue esquiva a nuestro país (especialmente después de que -hasta 2015- por alrededor de tres lustros Argentina desconoció o agravió buen aparte de las principales normas, convenciones o instituciones económicas internacionales)”.
La nueva política internacional argentina (implementada desde 2016) ha modificado el relacionamiento con todo el mundo y la participación en estos ámbitos es de gran utilidad para avanzar en esta nueva línea. Aunque debe decirse que los resultados relativos a este cambio no se han percibido hasta ahora como se esperaba, y más bien puede decirse que hasta hoy se han viso resultados más en el plano financiero que en el del comercio internacional y/o el de las inversiones en la economía real.
Puede decirse que hay una doble agenda en el proceso que se inicia en la asunción de la presidencia de esta semana (y con la organización de la próxima cumbre). Una es la del propio grupo: hay un desafío relativo a lo que pueda lograrse en el G20 y en la cumbre que organice luego Argentina en 2018, porque hay consensos internacionales que se creían logrados y parecen en riesgo últimamente (especialmente en materia de integración para el comercio o las inversiones) y el mundo comienza a re discutir mecanismos de relación económica y estratégica para un nuevo tiempo.
La obtención de acuerdos puede implicar incremento en la participación de cadenas de influencia. Y la otra se refiere a los intereses específicos argentinos surgidos del relacionamiento con los miembros del grupo: hay concretas implicancias posibles comerciales y otras relativas a la recepción de inversión extranjera (IED) a evaluar y aprovechar, en términos actuales y potenciales.
Las relaciones con el G20
Considerando estrictamente las relaciones bilaterales argentinas, debe decirse que son miembros del G20 buena parte de los principales mercados para las exportaciones argentinas. Así, 12 de los actuales 25 principales mercados para las exportaciones argentinas participan del G20. Son miembros de este foro Brasil (el primer mercado para las exportaciones argentinas), China (el segundo). También EE.UU (el 4to), India (el 6to), Alemania (el 9no), Indonesia (el 10mo), Canadá (el 15vo), Italia (el 16vo), Sudáfrica (el 21ro), México (el 22vo), el Reino Unido (el 24vo) y Arabia Saudita (el 25vo).
Si se consideran las exportaciones argentinas a miembros del G20 debe decirse que en el último ejercicio anual (2016) Argentina exportó al conjunto de todos los mercados integrados en ese foro la suma de US$ 36.316 millones, lo que representa 62.9% del total de las exportaciones argentinas a todo el mundo (que fueron en 2016 un total de US$ 57.737 millones).
Pero a la vez debe decirse que muchas de las importaciones argentinas provienen de los mercados presentes en el G20. En total, las importaciones argentinas desde el G20 suman el monto exacto de US$ 47.000 millones.
Las importaciones argentinas están concentradas en tres grandes mercados/origen de los cuales proviene la mitad del total: China, Brasil y EE.UU. Los tres son miembros del G20. Pero más aún: son también miembros del G20 el 4to principal origen de las importaciones argentinas (Alemania), el 5to (México), el 6to (Francia) y el 7mo (Italia).
En términos de potencial de comercio futuro, además, debe decirse que los países del G20 tienen una apertura comercial (participación del comercio internacional en sus productos brutos) de las más altas del mundo, lo cual permite prever propensión a mayores intercambios comerciales con Argentina si nuestro país accede a mayor capacidad de inserción económica internacional. De hecho, Argentina y Brasil son los dos países con menor coeficiente de apertura (exportaciones/PBI importaciones/PBI) del foro.
Algo a considerar también es que Argentina tiene una relación deficitaria con el G20, dado que importa desde ese conjunto de mercados nada menos que US$ 10.684 millones más que los que exporta desde el G20.
Sin embargo, algo relevante es que la composición de las exportaciones argentinas a los miembros del G20 tiene contenido de productos manufacturados en una proporción mucho mayor que la general, dado que los principales productos de exportación al NAFTA (los tres miembros son parte del G20), son químicos y material de transporte; el principal producto de exportación a Brasil (mayor mercado para Argentina en el mundo y miembro del G20)) es el material de transporte; y la principal exportación a la UE son los alimentos elaborados.
Dado que muchos de los grandes mercados para las exportaciones de productos primarios argentinas son los países asiáticos o norafricanos, y muchos de esos grandes mercados para las exportaciones argentinas no están en el grupo, la proporción de bienes manufacturados exportados al G20 es mayor que el promedio general.
El G20 y la inversión extranjera
En 2016 los flujos de inversion exranjera directa (IED) en el mundo descendieron 13% (según UNCTAD) comparándolos con 2015. Pero alcanzaron de todos modos la muy relevante suma de US$ 1,62 billones (hacia todos los destinos) según la OECD.
El descenso se produjo, sin embargo, después de que en 2015 los flujos de IED en el mundo habian logrado una cifra record, la mas alta desde 2007 ( US$ 1,75 billones).
La IED de 2016 en el mundo fue, asi y de todos modos, superior a la de 2014 (US$ 1,27 billones), 2013 (1,67 billones) y 2012 (1,43 billones) y fue mas baja que la de 2011 (1,61 billones).
La IED en el mundo viene manteniéndose desde hace un decenio en buenos niveles generales, que rondan los US$ 1,5 billones anuales.
El G20 es el principal conjunto receptor de IED en el mundo y segundo principal conjunto emisor, después de la OECD.
Los países del G20 en su conjunto incrementaron la recepción de IED en 2016 (pese al descenso general en el mundo) en 21% en relación a 2015, llegando a US$ 1,19 billones (la enorme mayoría de toda la IED mundial).
Pero es relevante tenerlo en cuenta, dado que Argentina se ha puesto como principal meta la recepción de IED, que los países del G20 en 2016 emitieron IED por US$ 898.000 millones, lo que supone un incremento del 8% comparándolo con los flujos emitidos en 2015.
El G20 emitió en 2016 el 55% de toda la IED emitida en el mundo, lo cual concede extraordinaria relevancia para Argentina a la participación en el grupo, y a la presidencia del mismo (además de organizar la próxima cumbre, en 2018).
Un eficaz aprovechamiento de los vínculos dentro del G20, y una mejora en la reputación obtenida a partir de las acciones a llevar delante en este ámbito (generando acuerdos, obteniendo instrumentos políticos y normativos internacionales apropiados, accediendo a negociaciones públicas o a ámbitos de favorecimiento para decisiones privadas), pueden ser una herramienta de ayuda (a lo que obviamente debería anteceder la generación de las reformas internas para lograr la elegibilidad de la IED) de enorme productividad para la recepción de IED.
Las negociaciones bilaterales internacionales con los principales países del mundo para mejorar la elegibilidad para la IED pueden acompañarse con acciones de “diplomacia corporativa” destinadas a asistir a las empresas argentinas que puedan participar de procesos productivo-comerciales internacionales que tengan como protagonistas a empresas provenientes de los países del G20.
Pero además es este un ámbito para fortalecer relaciones ya existentes. Relaciones que pueden apoyar decisiones inmediatas. Y permitir el aprovechamiento de inversiones anteriores que puede ser fuente de decisiones similares futuras. Porque el G20 es además de gran relevancia en la historia reciente de los flujos de IED de nuestro país:si se considera el stock de inversión extranjera directa presente en Argentina se constata que 80% es inversión proveniente de países del G20.
De tal modo que puede decirse que la presidencia argentina del denominado G20, y la futura organización de la próxima cumbre en Buenos Aires (en 2018) constituyen un hecho de extraordinaria relevancia política y estratégica para Argentina.
Pero a la vez conforman un conjunto de acontecimientos que pueden ser de notable utilidad para contribuir al logro y el cumplimiento de objetivos tales como mejorar las relaciones económicas internacionales a partir del mayor recepción de inversión extranjera directa y el mejor acceso a mercados para exportaciones argentinas.
Con todo, considerando que la agenda internacional se encuentra ante discusiones no pensadas hace algunos pocos años (las polémicas generadas por el Presidente Trump, el Brexit, las nuevas tensiones mundiales, las dificultades para la continuación de la propagación de los acuerdos de integración económica internacional), será también para Argentina esta nueva etapa una ocasión de generar respuestas globales ante circunstancias menos confortables para los foros internacionales que las que se pudieron imaginar hace un tiempo.