Alrededor de 19 millones de personas en Estados Unidos usan WeChat diariamente, según la firma Apptopia, muchos para mantenerse en contacto con sus familiares y amigos en China. También lo usan empresas, periodistas e investigadores. Esos usuarios representan por lo menos una cantidad equivalente de relaciones: relaciones con familiares y amigos, con colegas y proveedores. El 6 de agosto, el Presidente Trump promulgó dos decretos que prohiben a las personas en Estados Unidos realizar “transacciones” con WeChat y TikTok a partir de 45 días de publicado el decreto. Nadie sabe cómo van a ser esas restricciones, si serán definitivas o si permitirán algún atajo; si se asplicarán solo a Estados Unidos o si retirarán a WeWhat de las app stores de Apple y Google en todo el mundo.
En un nivel geopolítico, prohibir WeChat sería un paso más en la escalada de la administración Trump en su pelea con China. A nivel humano, sería el debilitamiento o corte de cientos de millones de conexiones, una pérdida imposible de cuantificar.
Las conexiones que facilita WeChat son la base de la relación entre ambos países y las que permiten el diálogo y las relaciones comerciales. Recuperar esas líneas de comunicación será difícil, estima en su revista el M.I.T. : el correo electrónico no es confiable y Zoom también atraviesa una zona incierta.
La pérdida de WeChat dañará la posibilidad de que Estados Unidos toma decisiones inteligentes sobre China, dicen los investigadores del Instituto de Massachusetts.