El ex jefe del KGB en la entonces Leningrado intentará usufructuar la iliquidez de los principales mercados. Simple: junto con el presidente Dmitri Miedvyédiev, Putin se comprometió a prestar US$ 50.000 millones a empresas “privadas” en apuros… a cambio de aumentar la presencia estatal en los paquetes accionarios.
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<p>Irónicamente, entre los oligarcas “beneficiados” figura Olyeg Dyeripaska (testaferro del propio Putin en la industria del aluminio) y Míjail Fridman. Son los dos empresarios más ricos de Rusia. Ahora, Moscú les exige también poder de veto en toda decisión financiera relevante, como contrapartida de salvamentos. </p>
<p>Esta vuelta de tuerca otorgará al estado mayor influencia en grandes compañías y sectores claves de la economía en el país más grande del planeta. En algunos meses, el gobierno se habrá convertido en el principal “oligarca” de Rusia. </p>
<p>Putin habrá cerrado un ciclo iniciado cuando su antecesor, el difunto Boris Yeltsin, fue financiado por los hombres más ricos de la federación. En los años 90, efectivamente, el gobierno estaba en quiebra e implosionó en una crisis sistémica (1998) proveniente del sudeste asiático (1997). Esos oligarcas habían sido jerarcas de la nomenclatura soviética, altos burócratas, KGB y hasta fuerzas armadas. Juntos, “privatizaron” más de US$ 100.000 millones en activos públicos. </p>
<p>Todavía a fines del primer trimestre, según “Forbes”, los cien rusos más ricos equivalían a un tercio del producto bruto interno. Pero el cimbronazo financiero general ha hecho que a los veinticinco principales se les licuarán US$ 230.000 millones (62%) hasta mediados de octubre. Sentado sobre reservas por US$ 530.000 millones –algo que pone verde de envidia a George W. Bush, máximo deudos del mundo-, el gobierno tiene en las manos el destino de los oligarcas. Su arma es Vñeshyekonombank (banco de desarrollo económico), cuyo presidente se llama –vaya casualidad-Vladyímir Putin. </p>
Putin planea aprovechar la crisis para quebrar oligarcas
Cuando ganó la presidencia en 2000, el hoy primer ministro y Zar virtual prometió destruir a los magnates como clase. Igual que Iván IV a los boyardos. Mandó uno a Siberia y dos al exilio. Ahora, la crisis lo ayudará a continuar el trabajo.