Presupuesto 2005: EE.UU. sacrifica todo al gasto militar

George W.Bush propuso recortes en 126 partidas federales, pero igual el presupuesto 2005 implica gastos por US$ 2,4 billones. Aun la derecha republicana está irritada y no cree viables las metas presidenciales. Pero Wall Street aplaude.

2 febrero, 2004

Tras heredar de William Clinton un superávit récort (US$ 296.000 millones), el gobierno Bush llega al ejercicio 2004 con un dato que sus propios partidarios no esperaban: déficit de US$ 521.000 millones. Esto ha obligado a drásticos recortes en el proyecto para 2005, ejercicio que empieza en octubre.

En el mensaje al Congreso, el presidente deja de lado compromisos asumidos al presentar los presupuestos 2003 y 2004, en cuanto a eliminación del déficit. Ahora, sólo promete “reducir a la mitad el rojo para 2007”. Como lo resaltó el Cato Institute, reducto ultraconservador, “no se dijo una palabra sobre los dos paquetes de desgravaciones tributarias que, desde 2001, vienen m

ermando los ingresos fiscales genuinos”.

Justamente para “ir limitando el déficit”, la Casa Blanca pide al Congreso “eliminar 63 programas principales y reducir otros tantos, para reservar el grueso del gasto federal a seguridad interna y defensa”. Las nuevas estimaciones oficiales prevén un rojo acumulado de US$ 1,25 billón en 2005-9 y, durante igual lapso, una deuda pública que irá de US$ 8,1 a 10,5 billones.

“Hemos pasado una recesión, hemos sido atacados y estamos peleando una guerra. Estas cosas son muy duras de superar para el presupuesto y el país”, declaró Bush. Entre las bajas, se cuentan quince agencias con jerarquía ministerial. No obstante, ni los expertos fiscales más conservadores y adictos al gobierno creen que puedan cumplirse las metas de déficit.

Naturalmente, las dos bancadas legislativas se preparan ya para una pelea en torno del proyecto ejecutivo que, como admiten los republicanos, puede durar hasta vísperas de las elecciones. La propia Casa Blanca admitió anoche que el proyecto omite erogaciones tales como US$ 50.000 millones para mantenimiento de tropas en Irak y Afganistán durante todo 2005. Cabe preguntarse, pues, qué ocurrirá con las negociaciones sobre normalización política en Bagdad.

William Niskannen, jefe del Cato Institute, define este proyecto como “mera expresión deseos”. El diputado John Spratt (Carolina del sur), miembro de la comisión de presupuesto, sostuvo que la propuesta oficialista “no es creíble ni realista”. En consonancia con las prioridades de la campaña electoral, los ganadores son la seguridad interior y los militares, con aumentos de casi 10 y 7% en cada rubro.

Contratistas estables de Defensa y el Pentágono, como Northrop Grunman, Boeing, Carlyle Group o Halliburton, serán beneficiarias de una partida por US$ 401.700 millones. Para solventarla, se suprimen o reducen programas para agricultura, transportes, pequeñas y medianas industrias, asistencia social, ambiente, etc.

Bush se propone achicar el rojo récord proyectado para 2004 (US$ 521.000 millones) a 364.000 millones en 2005 y 241.000 millones en 2007 a precios corrientes. No se prevén superávit hasta la próxima década. Pese a eso, Wall Street recibió el proyecto con bombos, platillos y un comentario de Abigail J.Cohen, vieja gurú de la nueva economía: “Bush está resuelto a aumentar nuestra influencia en el mundo y los negocios de sus empresas. Eso es positivo”.

Tras heredar de William Clinton un superávit récort (US$ 296.000 millones), el gobierno Bush llega al ejercicio 2004 con un dato que sus propios partidarios no esperaban: déficit de US$ 521.000 millones. Esto ha obligado a drásticos recortes en el proyecto para 2005, ejercicio que empieza en octubre.

En el mensaje al Congreso, el presidente deja de lado compromisos asumidos al presentar los presupuestos 2003 y 2004, en cuanto a eliminación del déficit. Ahora, sólo promete “reducir a la mitad el rojo para 2007”. Como lo resaltó el Cato Institute, reducto ultraconservador, “no se dijo una palabra sobre los dos paquetes de desgravaciones tributarias que, desde 2001, vienen m

ermando los ingresos fiscales genuinos”.

Justamente para “ir limitando el déficit”, la Casa Blanca pide al Congreso “eliminar 63 programas principales y reducir otros tantos, para reservar el grueso del gasto federal a seguridad interna y defensa”. Las nuevas estimaciones oficiales prevén un rojo acumulado de US$ 1,25 billón en 2005-9 y, durante igual lapso, una deuda pública que irá de US$ 8,1 a 10,5 billones.

“Hemos pasado una recesión, hemos sido atacados y estamos peleando una guerra. Estas cosas son muy duras de superar para el presupuesto y el país”, declaró Bush. Entre las bajas, se cuentan quince agencias con jerarquía ministerial. No obstante, ni los expertos fiscales más conservadores y adictos al gobierno creen que puedan cumplirse las metas de déficit.

Naturalmente, las dos bancadas legislativas se preparan ya para una pelea en torno del proyecto ejecutivo que, como admiten los republicanos, puede durar hasta vísperas de las elecciones. La propia Casa Blanca admitió anoche que el proyecto omite erogaciones tales como US$ 50.000 millones para mantenimiento de tropas en Irak y Afganistán durante todo 2005. Cabe preguntarse, pues, qué ocurrirá con las negociaciones sobre normalización política en Bagdad.

William Niskannen, jefe del Cato Institute, define este proyecto como “mera expresión deseos”. El diputado John Spratt (Carolina del sur), miembro de la comisión de presupuesto, sostuvo que la propuesta oficialista “no es creíble ni realista”. En consonancia con las prioridades de la campaña electoral, los ganadores son la seguridad interior y los militares, con aumentos de casi 10 y 7% en cada rubro.

Contratistas estables de Defensa y el Pentágono, como Northrop Grunman, Boeing, Carlyle Group o Halliburton, serán beneficiarias de una partida por US$ 401.700 millones. Para solventarla, se suprimen o reducen programas para agricultura, transportes, pequeñas y medianas industrias, asistencia social, ambiente, etc.

Bush se propone achicar el rojo récord proyectado para 2004 (US$ 521.000 millones) a 364.000 millones en 2005 y 241.000 millones en 2007 a precios corrientes. No se prevén superávit hasta la próxima década. Pese a eso, Wall Street recibió el proyecto con bombos, platillos y un comentario de Abigail J.Cohen, vieja gurú de la nueva economía: “Bush está resuelto a aumentar nuestra influencia en el mundo y los negocios de sus empresas. Eso es positivo”.

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