<p>En pocos días, efectivamente, Topolanek (conocido por su reticencia al proyecto de tratado constitucional, pospuesto por la crisis) llegará recién a la mitad del mandato. Bruselas tiene motivos para preocuparse, aunque ese cargo sea simbólico.</p>
<p>En verdad, ni fue una renuncia como la de Ferenc Gyurcsány en Budapest. Al checo lo tumbó el Parlamento negándole un voto de confianza. Otro problema es que, para el lunes 6, Praga esperaba a Barack Obama. En cuanto a la caída de Topolanek, no podía sorprender: su coalición tripartita tenía una mayoría de apenas cinco diputados. La ausencia de cuatro hizo el resto.<br />
Por otra parte, la resistencia checa al “mamotreto constitucional” (definición del ex “premier”) tampoco ayuda y pone el presidente estadounidense en un brete. En cuanto a Bruselas, su reacción fue típica. “Confiamos en que sus leyes permitan a la República Checa encabezar al consejo con la eficacia mostrada hasta ahora”, señala un comunicado de la Comisión Europea”.<br />
En primer lugar, Topolanek ni siquiera tuvo tiempo de ejercer el cargo, que no le interesaba gran cosa. En segundo lugar, el régimen político checo deja la crisis en manos del presidente Vaclav Klaus. Puede intentar tres veces formar gobierno o, de lo contrario, deberá llamar a elecciones anticipadas. Probablemente en mayo, cuando Suecia esté en condiciones de adelantar su turno (le correspondía julio-diciembre). </p>
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Preside la UE, pero ya no es primer ministro checo
Primero cayó Letonia, luego Hungría y ahora la toca a la República Checa. La crisis arrastró a Mirek Topolanek. Es curioso: es presidente de turno en la Unión Europea donde no hay vice-, pero ya no gobierna su propio país.