Al revés de lo que sucede en Europa, donde el temor es a la deflación, en Estados Unidos la tasa subyacente, que es la sigue la Reserva Federal para guiar su política monetaria y excluye los elementos más volátiles, sigue por debajo del nivel de tolerancia, si bien se nota la presión al alza, analiza la edición en español de El País.
Frente al mes anterior, el alza es del 0,3% o del 0,2% al descontar la energía y los alimentos en la tasa subyacente. Es el mayor incremento desde el pasado verano. Por productos, no solo aumentan la gasolina y la carne, también se encarecen los precios de la vivienda y de la salud.
El dato hizo mover el tipo de los bonos. El banco central de EE.UU. empezó a retirar los estímulos monetarios a la economía en diciembre, reduciendo la intensidad con la que compra deuda pública e hipotecaria.
El plan es tener este mecanismo desmantelado para otoño. Después, se abrirá un paréntesis temporal hasta el alza de tipos, algo que podría suceder a mitad de 2015.
El alza de precios, sin embargo, provocó una caída del 0,3% en los salarios cuando se ajustan al coste de la vida. Junto al desempleo y la caída en la tasa de participación laboral, la contención de los sueldos es uno de los elementos que explican la lenta y anémica recuperación de la economía de EE.UU.
De hecho, esta última contracción en los sueldos es la mayor desde otoño de 2012.
El dato de inflación se publicó poco después de que Walmart, la mayor cadena comercial de EE UU, presentara resultados trimestrales. Redujo el beneficio un 5% cuando se compara con el rendimiento de hace un año, a 3.590 millones de dólares.
Las ventas crecieron menos de un 1%, a 114.960 millones. Achacó estos resultados al mal tiempo y a la debilidad económica, que se advierte en la caída del 0,6% en la producción industrial de abril, el mayor descenso en año y medio.
Aunque Wall Street esperaba una contracción del 0,2%, conforme va pasando el efecto del invierno, el repunte que se vio en marzo fue del 0,9%.