jueves, 26 de diciembre de 2024

Portugal, un oasis de paz en Europa

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Diez años después de una crisis que puso a Portugal de rodillas, el país es la envidia de sus vecinos.

Antonio Costa, Primer Ministro socialista de Portugal, estabilizó la economía y creó 350.000 empleos en un país que está creciendo el doble que todos los países medianos de Europa.

 

Es la victoria de sólidas políticas económicas: mantener las finanzas de la nación en buena forma y atraer inversiones extranjeras en lugar de despilfarrar dinero en que era una economía enferma.

 

“Portugal tiene el déficit de presupuesto más bajo en los 45 años de historia de su democracia”, explica Isabel David, profesora de ciencia política de la universidad de Lisboa. “Comparado con el resto de la UE, vamos muy bien”.

 

Costa, un ex alcalde de Lisboa, consiguió acolchar las medidas de austeridad mientras creaba crecimiento económico y la fama de guardián de las finanzas públicas. Un diplomático dice de él que “es muy inteligente y un hábil negociador”.

 

Esa habilidad parece haberlo ayudado en 2015 a conquistarse a los recalcitrantes partidos de izquierda para que integren una alianza de gobierno, cuando los social demócratas de centro derecha ganaron la elección pero no consiguieron hacer una coalición.

 

Portugal ha dejado atrás su colapso económico de hace diez años para convertirse en el rayo de esperanza de una Unión Europea cada vez más fragmentada.

 

Los populistas no encontraron terreno fértil en Portugal, que tiene una política tranquila y de puertas abiertas a los inmigrantes.

 

El auge de las inversiones extranjeras convirtió a Lisboa en un activo mercado inmobiliario y en un imán para el turismo.

 

Durante la guerra miles de   refugiados judíos escaparon de la Alemania Nazi vía Portugal. Ahora las familias judías que escapan del antisemitismo y el terrorismo islámico en Francia se han instalado en Lisboa, dice Anouck Corte-Real Pinto, investigadora de la Universidad de Lisboa. “Mucha gente está tratando de escapar de las locuras en el resto de Europa. Seis de los siete departamento en mi edificio están ocupados por familias francesas. Esto es un paraíso comparado con París. Aquí se respira paz, que es lo que todos buscan”.

 

 

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