<p>No obstante, el país había hecho todos lo deberes para seguir en la lista de solventes. Desde privatizar malvendiendo –servicios públicos inclusive- hasta encarar las reformas en medio de un aumento de impuestos grato a la canciller alemana Angela Merkel.<br />
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Mientras, Portugal parece un estado fallido y así lo señalan las agencias calificadoras. Las sombrías predicciones de Joseph Stiglitz (Nobel 2001) o Paul Krugman (ídem 2008) van cumpliéndose inexorablmente. “Existe la sensación de que la drástica cura impuesta funciona, pero en escala traumática”, señala Pedro Araujio Cardador”, profesor en el liceo más prestigioso de Lisboa”. A su juicio, el resultado es “una economía deprimida, donde cuesta pagarse una comida o encontrar combustible para mover ambulancias”.<br />
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En este país “cunde hoy el miedo al futuro. Naftas, luz y calefacción siguen subiendo, en parte gracias a un IVA qe pasó de 13 a 23%. No se respira austeridad –aquella obsesión de Merkel-, sino depresión, pesimismo y malestar social”.<br />
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Hace pocas semanas, se aprobó una reforma (aceptada por los sindicatos) que ha precarizado el trabajo. Mientras, la reforma inmobiliaria ha terminado con las hipotecas de por vida y los aeropuertos están repletos de graduados universitarios. Marchan a Brasil y las ex colonias africanas en pos de trabajo a cualquier nivel.<br />
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El Gobierno del conservador Pedro Passos Coêlho, que asumió en junio, logró reducir de 9,1% del Producto Bruto Interno el déficit de 2010 a 5,9% en 2011. Pero llegar a ese resultado requirió préstamos de la Eurozona y fondos del sistema jubilatorio (en el mejor estilo de Domingo Cavallo). Este delirio explica que, para este año, el rojo ceda a 4,5% y, en 2013, cumpla con el pacto de Maastricht (1992) y ceda a 3% el PBI. No obstante, Portugal deberá negociar otro salvataje.</p>
Portugal sigue en el pozo y precisa otro rescate
De pronto, retoman vuelo el endeudamiento y el desempleo en lo que era el alumno modelo de la Eurozona. Hoy lo sobrevuela el espectro de la insolvencia. Los lusitanos se dirigen a Brasil, Angola y Mozambique en pos de un futuro laboral.