<p>“Dejo al banco en buenas manos y me voy tranquilo” declaró de inmediato su antecesor, Mario Draghi, nuevo presidente del Banco Central Europeo. También el consejo de ministros que encabeza Silvio Berlusconi apoyó a Visco. Quizá porque el imparable deterioro del “premier” no le dejaba opción.<br />
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Sin embargo, el proceso que desembocó en el sorpresivo nombramiento tuvo sus bemoles. Al principio, la situación se inclinaba a favor de otro director del emisor, el ultraortodoxo Lorenzo Bini Smaghi. Napolitano no deja de advertirlo cuando señala que “concluyó una tarea trabajosa”.<br />
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Al cabo, este astuto y veterano político señala que “Visco está a la altura de las otras personalidades en juego”. Entretanto, en el palacio Koch –sede de Banca d’Italia- Draghi empezaba a transferir el poder a su inopinado sucesor.<br />
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El décimo presidente del banco central tiene 62 años y un perfil bajo. A juicio de analistas franceses, alemanes y suizos, el flamante funcionario tiene características útiles para capear las inevitables tormentas mientras se hace trizas el capital político de Berlusconi.<br />
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Sin ir más lejos, estos días se acentúan los roces entre el Cavaliere y su aliado parlamentario clave, el senador separatista Umberto Bossi. Además, los influyentes amigos de Bini Smaghi no se resignarán fácilmente a su derrota.</p>
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Por unanimidad, Italia nombró jefe del emisor
¿Fue un arreglo? El consejo superior de la entidad aprobó la designación de Ignazio Visco al frente de Banca dItalia. El presidente Giorgio Napolitano firmó velozmente el decreto para sostener el prestigio de la institución.