<p>Otra consecuencia es la ola de exhortaciones a acabar con la dependencia respecto del petróleo y a reemplazarlo por alternativas sostenibles.</p>
<p>En un reciente mensaje, Barack Obama volvió sobre un programa para restringir importaciones petroleras. “La verdadera seguridad energética sólo es posible usando menos hidrocarburos e invirtiendo –señaló-en combustibles más limpios y eficientes”.<br />
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Este tipo de demandas viene repitiéndose desde la crisis liminar, 1973, sin grandes resultados ni innovaciones. Atención médica, informática o telecomunicaciones son casos patentes de campos ricos en transformaciones. Pero la sociedad moderna –ya comenzado el siglo XXI- no halla alternativas viables a combustibles que son también recursos no renovables.<br />
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Según Knowlege@Wharton Asia, existe gran número de razones. Los hidrocarburos han estado en uso industrial por más de siglo y medio, una realidad que dificulta pasar a otros insumos energéticos. Aparte de prácticos, los combustibles convencionales disponen de una vasta infraestructura a su servicio. Por ejemplo, Estados Unidos y Canadá están tendiendo un poliducto de 6.000 kilómetros desde al Ártico. <br />
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<p>Tampoco la política ha sido ajena y cumplió papeles cambiantes. Algunas veces, inclusive fomentando innovaciones, pero en general trabando esos procesos. Pero hay un factor tan dominante como retrógrado: los costos, por lo común mucho más módicos. Podría decirse que, cuanto más contamina un hidrocarburo, más barato resulta. <br />
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“Innovar consiste en adaptar una solución a una necesidad”, sostiene un hombre de Wharton, Christian Terwiesch. “Como están hoy las cosas, la triste realidad es que EE.UU. simplemente no precisa energías alternativas para sus grandes mercados. La actual es demasiado barata. Claro, uno ve el litro de nafta a 97 centavos y no lo ve así. Pero en economías más dinámicas en materia de combustibles no convencionales, nafta y gasoil son caros”. <br />
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Años después de la doble crisis (1973/5, 1979/80) el Congreso norteamericano pasó una ley obligando a la industria automotriz a doblar, casi, la eficiencia de sus productos en menos de diez años. Ahora, el fiel de la balanza volvió al pasado.¿Por qué? Porque la catástrofe japonesa hace cuestionar la energía nuclear –la opción más extendida en el mundo todavía- en campeonas como Alemania, Francia o Finlandia, si no en la misma Rusia.<br />
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Uno de los problemas que afrontan los innovadores energéticos consiste en superar a la Naturaleza como fuente de combustibles. Así lo demuestran el petróleo y sus derivados, fáciles y baratos de explotar o refinar, aun los provenientes de lechos marinos. Por ahora, no existe una forma eficaz o económica de reemplazar los hidrocarburos. Un litro de petróleo –señala Knowledge@Wharton – brinda más energía que cualquier otra fuerte… salvo la nuclear. <br />
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