<p>Por supuesto, un creciente número de economistas y analistas sistémicos cuestiona los nexos entre la universidad chicagüense, sus doctrinas neoclásicas y un mito, la “autorregulación”, como clave. Aunque haya muerto su mentor, Milton Friedman (Nobel 1976), una legión de discípulos, especialmente en casas de estudio sudamericanas, se resiste a admitir las falencias ahora subrayadas por el presidente norteamericano.<br />
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Libros iconoclastas no faltan. Por ejemplo, How markets fall: the logic of calamities (John Cassidy), una bella descripción no académica del colapso hipotecario (2006/7), la recesión y la crisis sistémica resultantes (2007/9). Esos factores, más la tolerancia de público y gobiernos –en particular el estadounidense en 2001/08-, hicieron que banqueros, operadores y especuladores se persuadieron de que sus intereses reflejaban los del bien común. Lloyd Blankfein (Goldman Sachs) y sus actuales aprietos jurídicos son una instancia típica.<br />
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El perfil del autor, señalan los analistas Michele Salvatti y Jeffrey Sachs, denota un caso inverso: no es un periodista que incursiona en el tema, sino un profesor de finanzas metido en literatura económica. Para empezar, el autor entrevistó a sucesores ideológicos de Friedman, entre ellos John Cochrane, Eugène Fama, Gary Becker (Nobel 1992), James Heckman (2000), Richard Thaler y Raghuram Rajanan (hoy heterodoxo). Mas el principal activista antikeynesiano y fiel creyente en las expectativas racionales, Rober Lucas, se negó a hablar (Nobel 1995).<br />
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Pero la clave de la discusión es realmente Richard Posner, cuyo sitio law&economics.com se dedicaba a predicar ideas ultraconservadoras (“ultraliberales”, las llaman erróneamente en Latinaomérica). Hasta que su reciente, A failure of capitalism, despeja dudas: “John Maynard Keynes tenía razón -proclama el apóstata- y Chicago ha vivido desde 1939 en el error”. En otros términos, no es cierto que los agentes de los mercados financieros sean inteligentes o dispongan de toda la información posible antes de tomar decisiones. El volcán islandés es un ejemplo de “tormenta perfecta” e imprevista, tanto como los sismos que golpearon Chile, “enfant gaté” de Chicago.</p>
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¿Por qué no hay autocrítica en el monetarismo clásico?
Sin llegar a nombrar a Chicago está en Illinois, su estado-, esta semana Barack Obama atacó de frente a su ortodoxia. Naturalmente, se centró en Wall Street, pero el mensaje es claro y empalma con un FMI que abandona recetas gratas a los mercados.