Polonia y su “inquisición laica” alarman a la Unión Europea

Los mellizos Lech y Jaroslaw Kaczynski, presidente y primer ministro polacos, acentúan medidas de corte dictatorial que los distancian de la Unión Europea. Ahora, intentan “descomunistizar” el paìs.

12 abril, 2007

Varsovia acaba de instituir un sistema llamado “lustracja” (verificación) que obliga a ciertos estamentos de ciudadanos nacidos antes de 1972 –o sea, mayores de 35 años- a declarar si han cooperado con la policía política del régimen anterior a 1989. Cabe señalar que ni el combativo Lech Walesa ni el entonces cardenal primado, Karol Wojtyla, les negaban legitimidad a esos gobiernos.

Las categorías afectadas comprenden docentes, abogados, magistrados, periodistas y funcionarios públicos. En total, unos 700.000 intelectuales quedan expuestos a sanciones. Los rectores de dos poderosas universidades de origen católico (Cracovia, Varsovia) han cuestionado ante la corte constitucional la licitud de esa medida y acudirán a la Corte suprema de la UE. Solidaridad y la iglesia también se oponen.

Quienes se nieguen a someterse perderán cargos o no podrán ejercer sus profesiones por diez años. Sus antecedentes pasarán por un cedazo, el “instituto por la memoria nacional”, especie de inquisición laica. Ahí están los archivos de la ex policía secreta, que ya se usaron en campañas contra jerarcas católicos y opositores al actual régimen.

Los gemelos Kaczynski militan en un curioso tipo de catolicismo ultramontano, cuyo vocero (radio Maria) ha sido censurado por los papas Wojtyla y Ratzinger. Como ocurre con otras dirigencias de ex satélites soviéticos, en el pasado fueron funcionarios. Con un matiz: se pasaron a Solidaridad antes del deshielo.

Varsovia acaba de instituir un sistema llamado “lustracja” (verificación) que obliga a ciertos estamentos de ciudadanos nacidos antes de 1972 –o sea, mayores de 35 años- a declarar si han cooperado con la policía política del régimen anterior a 1989. Cabe señalar que ni el combativo Lech Walesa ni el entonces cardenal primado, Karol Wojtyla, les negaban legitimidad a esos gobiernos.

Las categorías afectadas comprenden docentes, abogados, magistrados, periodistas y funcionarios públicos. En total, unos 700.000 intelectuales quedan expuestos a sanciones. Los rectores de dos poderosas universidades de origen católico (Cracovia, Varsovia) han cuestionado ante la corte constitucional la licitud de esa medida y acudirán a la Corte suprema de la UE. Solidaridad y la iglesia también se oponen.

Quienes se nieguen a someterse perderán cargos o no podrán ejercer sus profesiones por diez años. Sus antecedentes pasarán por un cedazo, el “instituto por la memoria nacional”, especie de inquisición laica. Ahí están los archivos de la ex policía secreta, que ya se usaron en campañas contra jerarcas católicos y opositores al actual régimen.

Los gemelos Kaczynski militan en un curioso tipo de catolicismo ultramontano, cuyo vocero (radio Maria) ha sido censurado por los papas Wojtyla y Ratzinger. Como ocurre con otras dirigencias de ex satélites soviéticos, en el pasado fueron funcionarios. Con un matiz: se pasaron a Solidaridad antes del deshielo.

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