Se puede vivir un año sin corazón.

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Un hombre vivió más de un año sin corazón mientras esperaba un donante. Una especie de mochila especial con corazón artificial externo podría ser algo transformador para personas que esperan un trasplante.

El dispositivo le permitió caminar sin corazón durante Stan Larkin, un joven de 25 años, pasó ese tiempo yendo de acá para allá con una mochila en la espalda. Dentro había una máquina que le salvó la vida, alimentada a aire comprimido que reemplazaba las funciones de un corazón. Larkin esperaba un donante para reemplazar su corazón defectuoso. Con 120.000 nombres en las listas de espera, dispositivos como ése pueden conseguir el tiempo que necesitan.

 

Cuando Larkin tenía solo 18 años cayó al suelo mientras jugaba al básquet y luego le diagnosticaron una enfermedad que le debilitaba el corazón , conocida por su sigla ARVD . La condición provoca palpitaciones irregulares y colocó a Larkin en situación de sufrir un repentino paro cardíaco, algo especialmente peligroso en atletas. Los médicos le instalaron un desfibrilador para controlar los impulsos eléctricos y regularizar los latidos. .Era una solución temporaria y obligó a Stan a guardar reposo y ver pasar la vida sin hacer actividades fuertes.

Pero en abril de 2012 su enfermedad se aceleró y ambas cámaras de su corazón eran incapaces de bombear sangre fuera de su corazón. Necesitaba un trasplante. Pero su tipo sanguíneo, O positivo era el más común y lo colocó en una lista de espera detrás de cientos de personas en su misma situación. Según estadísticas norteamericanas, unas 22 personas mueren cada día esperando un trasplante.

Para darle más tiempo los médicos le sacaron su corazón en noviembre 2014 y le colocaron a “Biga Blue”, una máquina que le permitió vivir mientras esperaba. El voluminoso corazón artificial , que actúa como las dos cámaras en su pecho y regula el lujo de aire, lo obligó a guardar reposo. Recién se pudo mover cuando la Food and Drug Administration aprobó la versión portátil de Big Blue. La nueva máquina, llamada Libertad, era mucho más pequeña y liviana. Tanto que cabe cómodamente en una mochila común.

 

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