<p>Dos exámenes de la crisis sistémica y la recesión en occidente –debidos a Henry Mintzberg y Jeffrey Sachs- indican que muchos directivos de bancos centrales y privados debieran responder por el colapso de malas hipotecas (2006/7), la megarrecesión (2007/9) y sus secuelas. A fin de año, siguen en sus cargos apenas tres entre diez jefes de entidades privadas en Estados Unidos.</p>
<p>En Europa occidental también cayeron cabezas, como las de Union des Banques Suisses, Fortis, Royal Bank of Scotland, colegas en Irlanda e Islandia, Estonia o Letonia. En este momento, las calificadoras de riesgo van por Grecia, España e Italia.<br />
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Pero Bernanke, Jean-Claude Trichet (Banco Central Europeo) o Mervyn King (banco de Inglatera) siguen en sus sillones. No sólo eso, pues dos de ellos también la emprenden contra los paquetes de estímulos económicos, lanzados en 2008/9 para paliar, justamente, los desastres cometidos o permitidos por los bancos centrales.<br />
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Por supuesto, comparados con Kenneth Lay (Enron), Bernard Ebbers (WordCom) o Bermard Madoff, los banqueros centrales o privados, en esta oportunidad, no incurrieron en corrupción lisa y llana. Sólo han sido inoperantes, pero esa incompetencia colectiva causó estragos. Desde el colapso de Bear Stearns o Lehman Brothers hasta los rescates de Citigroup (US$ 45.000 millones), Bank of America (igual suma), Merrill Lynch (lo compró BofA, tras depreciarse en US$ 8.000 millones, para no cerrarla) o American International Group (US$ 170.000 millones en fondos públicos).<br />
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Algunos codiciosos, estilo Fortis o RBS, pelearon vanamente para sobrevivir intactos. JPMorgan Chase, Barclay’s, Banco Santander Central Hispano u otros salieron de aprietos con magulladuras. Hoy, mientras juristas y gurúes buscan nuevas reglas de juego, se extinguen los “ejecutivos imperiales”. Sociedades repletas de sabelotodos, por ejemplo Goldman Sachs o Morgan Stanley, operan como cajas negras para quienes especulan con derivados. Por encima de todo, algunos analistas serios detectan un síntoma inquietante: como antes la bolsa de Londres, Wall Street se contrae y ya no es referencia obligada para el espinel bursátil mundial. Tampoco lo es Estados Unidos respecto de la economía global.</p>
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Pocos se responsabilizan del peor desastre en 76 años
Henry Paulson (ex titular del Tesoro), Benjamin Bernanke confirmado por Barack Obama en la Reserva Federal- y los ejecutivos privados despedidos o aún en funciones no se hacen cargo de tanta inoperancia. Tampoco muchos políticos y analistas.