<p>Hasta 2009, los vínculos y asociaciones con empresas del exterior eran muy limitados y no constituían prioridad si se trataba del inmenso interior. Ahora, dos fuerzas claves en el cambio son: 1) el deseo del gobierno y las propias compañías locales de ganar acceso a grande reservas remotas, y 2) una reciente decisión: incrementar el papel del gas natural en la mezcla de combustibles. <br />
<br />
El nuevo contexto denota mayor madurez en materia de estrategias entre las empresas (todas, estatales) y representa una política clara: elevar el abasto de ese hidrocarburo, tanto de fuentes locales como externas. Por supuesto, ello crea oportunidades para compañías petroleras internacionales.<br />
<br />
Cuando China se convirtió en importador neto de crudo (1993, veintitrés años después que Estados Unidos), sus empresas nacionales se embarcaron en un vasto programa de inversiones en recursos petroleros del exterior. Últimamente, también importa gas natural en gran escala, por lo cual sus firmas invierten en proyectos internacionales de ese tipo. <br />
<br />
A principios de año, tras dieciocho años de actividad financiera, las petroleras chinas participaban en más de doscientos emprendimientos y cincuenta países. El valor de estas colocaciones se estima superior a US$ 50.000 millones.<br />
<br />
Naturalmente, los principales socios en potencia serán compañías estatales similares. Vale decir, de otros importadores netos. Raramente China ha colaborado con grandes grupos internacionales, como sí lo ha hecho Rusia. Hubo excepciones: proyectos donde una empresa china compraba acciones de una firma y se encontraba en consorcio con terceros.<br />
<br />
Por el contrario, en China misma las empresas extranjeras vienen cooperando con las locales desde inicios de los años 80. Tanto en exploración y explotación como en refinación y –menos- en distribución. Estos perfiles comenzaron a cambiar en 2009. <br />
<br />
La primera señal la dio Irak. China National Petroleum Co. (CNPC) entró en una subasta por yacimientos en el sur de la Mesopotamia, asociada a British Petroleum. Se estima que el área de Rumaila contiene unos 17.000 millones de barriles y puede rendir un millón diario. En otra subasta, CNPC firmó un acuerdo para desarrollar el yacimiento de Halfayá (4.000 millones de barriles) asociada a la francesa Total, la malaya Petronas y la local South Oil Co. <br />
<br />
También en Irak, la china Sinopec tomó la suiza Addax, operación que incluye reservas en Kurdistán por 42 millones de barriles.<br />
<br />
En Argentina, Cnooc (China’s National Offshore Oil Co.) anunció en marzo que planea comprar 50% de Bridas, un grupo con activos en ese país, Bolivia, Chile y Asia central. Esta adquisición también vincula Cnooc con BP: Bridas controla 40% de Pan American Energy, cuyo 60% lo tiene la compañía británica.<br />
<br />
Respecto de gas natural, Royal Dutch/Shell y Petrochina unieron fuerzas con Arrow Energy, la mayor propietaria australiana de reservas de metano carbonífero. La operación integra una ambiciosa alianza orientada al gigante oriental y el exterior, por la cual RD/S venderá gas licuado de Qatar a PetroChina. <br />
</p>
Petroleras chinas cambian de estrategia adentro y afuera
En un notable giro que modifica viejas actitudes, las compañías dedicadas a hidrocarburos han estado moviéndose hacia la colaboración con firmas del exterior. Se trata de grandes proyectos tanto dentro cuanto fuera de la tercera geografía del mundo.