Petróleo, dólar y euro, en un círculo tan vicioso como viscoso

Crudos y ambas divisas realimentan entre sí récord tras récord. El fenómeno, sostiene el “Wall Street Journal” en la Red, ilustra hasta qué punto operadores, inversores y especuladores se ponen nerviosos ante la volatilidad norteamericana.

29 febrero, 2008

El euro ya tocó un máximo de US$ 1,56 y el dólar marcaba pisos de € 0,662 y también ante quince de las dieciséis monedas más transadas. Cabe recordar que las únicas divisas propiamente dichas son el euro y el dólar. Todo ello, debido a nuevas malas noticias sobre la economía estadounidense. Por otro lado, si bien un dólar barato implica exportaciones más caras de la Eurozona, una influyente entidad alemana (IFO) estima que la región puede perfectamente afrontar problemas que, aquende el Atlántico, parecen mayores.

Por supuesto, la crisis inmobiliaria sigue siendo clave. Un indicador ligado a ella –precios de viviendas- cayó en el cuarto trimestre de 2007 y enero de 2008. Otro, los costos hipotecarios, continúan subiendo. Ambos síntomas amenazan el crecimiento del producto bruto interno, pues la gente se siente más pobre y gasta menos. También limita las posibilidades de tomar prestado contra el valor de una vivienda para financiar otras compras. El estruendoso programa de estímulos fiscales lanzado semanas atrás por George W.Bush y Henry Paulson sólo beneficia a Wall Street, grandes empresas y clases alta y media alta.

Por otra parte, el menor precio de viviendas erosiona el valor de los activos colaterales en manos de los bancos, haciéndolos endurecer el crédito. Otro factor negativo es la prolongada alza de combustibles. El menor crecimiento impide que el público absorba esos costos y, por ende, el presupuesto familiar ya no da para otros gastos.

Ahora bien ¿qué hará la Reserva Federal? El comité de política monetaria de reúne el 18 de marzo y, creen muchos, dispondrá otra rebaja de medio punto, con la cual la tasa básica cederá de 3 a 2,5% anual y el redescuento de 4 a 3,5%. Pero ¿lo hará ante señales tan inflacionarias como precios mayoristas subiendo 1% en enero? Hace poco, Donald Kohn, vicepresidente de la RF, emitió una señal: señaló que el estancamiento lo desvela más que la inflación.

De un modo u otro, el círculo vicioso y viscoso incluye señales como la recién emitida por Abdullá al-Badrí, secretario general de la OPEP. A su juicio, el declive del dólar reduce los ingresos reales de los exportadores y seria hora de tarifar usando otras monedas. Por su parte Rusia y sus socios de la Comunidad de Estados Independientes (CEI, el mayor bloque en reservas, explotación y exportación) ya empiezan: su crudo básico, la mezcla Ural, será tarifada en rublos.

El euro ya tocó un máximo de US$ 1,56 y el dólar marcaba pisos de € 0,662 y también ante quince de las dieciséis monedas más transadas. Cabe recordar que las únicas divisas propiamente dichas son el euro y el dólar. Todo ello, debido a nuevas malas noticias sobre la economía estadounidense. Por otro lado, si bien un dólar barato implica exportaciones más caras de la Eurozona, una influyente entidad alemana (IFO) estima que la región puede perfectamente afrontar problemas que, aquende el Atlántico, parecen mayores.

Por supuesto, la crisis inmobiliaria sigue siendo clave. Un indicador ligado a ella –precios de viviendas- cayó en el cuarto trimestre de 2007 y enero de 2008. Otro, los costos hipotecarios, continúan subiendo. Ambos síntomas amenazan el crecimiento del producto bruto interno, pues la gente se siente más pobre y gasta menos. También limita las posibilidades de tomar prestado contra el valor de una vivienda para financiar otras compras. El estruendoso programa de estímulos fiscales lanzado semanas atrás por George W.Bush y Henry Paulson sólo beneficia a Wall Street, grandes empresas y clases alta y media alta.

Por otra parte, el menor precio de viviendas erosiona el valor de los activos colaterales en manos de los bancos, haciéndolos endurecer el crédito. Otro factor negativo es la prolongada alza de combustibles. El menor crecimiento impide que el público absorba esos costos y, por ende, el presupuesto familiar ya no da para otros gastos.

Ahora bien ¿qué hará la Reserva Federal? El comité de política monetaria de reúne el 18 de marzo y, creen muchos, dispondrá otra rebaja de medio punto, con la cual la tasa básica cederá de 3 a 2,5% anual y el redescuento de 4 a 3,5%. Pero ¿lo hará ante señales tan inflacionarias como precios mayoristas subiendo 1% en enero? Hace poco, Donald Kohn, vicepresidente de la RF, emitió una señal: señaló que el estancamiento lo desvela más que la inflación.

De un modo u otro, el círculo vicioso y viscoso incluye señales como la recién emitida por Abdullá al-Badrí, secretario general de la OPEP. A su juicio, el declive del dólar reduce los ingresos reales de los exportadores y seria hora de tarifar usando otras monedas. Por su parte Rusia y sus socios de la Comunidad de Estados Independientes (CEI, el mayor bloque en reservas, explotación y exportación) ya empiezan: su crudo básico, la mezcla Ural, será tarifada en rublos.

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