Desde una carpa instalada en la residencia oficial de Los Pinos, el líder del PRI restó importancia, como meros y previsibles accidentes del camino, a las resistencias al cambio aparecidas en las últimas semanas como las protestas de los maestros o el rechazo de la izquierda a la reforma energética.
Las recientes protestas callejeras de los maestros y de la izquierda contra la reforma energética, pero, sobre todo, el raquítico crecimiento económico en lo que va de año –la previsión del Gobierno que en enero era de un 3,6% del PIB para 2013 fue rebajada en agosto a tan solo el 1,8%- debido en buena medida al férreo control del gasto por parte del Gobierno y a la débil recuperación económica de EE.UU., han generado desconfianza en la opinión pública.
Ha desinflado las expectativas creadas a su llegada a la presidencia, aquello que se bautizó internacionalmente como el “momento México”, limitado el apoyo popular al presidente al 55% -por debajo de todos sus antecesores salvo Ernesto Zedillo (1994-2000) en este momento de su mandato- y puesto en duda la viabilidad del Pacto por México.
Peña Nieto contraatacó con optimismo asegurando que las reformas previstas detonarán el crecimiento de México en los próximos meses, aumentando la productividad y generando cientos de miles de nuevos empleos.
Defendió que la reforma energética, mediante los contratos de utilidad compartida con el sector privado, permitirá explotar unos recursos naturales hasta ahora inviables y enfatizó que “la renta petrolera seguirá siendo patrimonio exclusivo de la nación al 100%”.
Sobre la reforma fiscal, que se anunciará próximamente, manifestó que es imprescindible para aumentar la capacidad financiera del Estado y hacer realidad la seguridad social universal. Develó que se simplificará el sistema de impuestos y se establecerá un nuevo régimen fiscal con Pemex.
El Presidente citó la aprobación de la reforma de las telecomunicaciones, que introduce competencia en el sector, y la financiera, que prevé más créditos y más baratos sobre todo para las PYMES, así como el aumento de la inversión extranjera directa en México este año, como hitos de que se ha elegido el buen camino.
Pasó revista a las cinco metas que se ha fijado en su sexenio: paz, inclusión, educación de calidad, prosperidad y responsabilidad global, y en el terreno de la seguridad destacó la mejora de la coordinación entre las diferentes instancias de Gobierno y la mayor eficacia de los servicios de información sobre el crimen organizado.
Apuntó como éxitos un descenso del 20% en el número de homicidios entre diciembre de 2012 y el pasado julio respecto del mismo periodo de 2012 y la detención de 65 de los 122 delincuentes más buscados del país. Se comprometió con la búsqueda de los desaparecidos –hay más de 26.000 personas ilocalizadas en el país, según cifras oficiales- y avanzar en el respeto de las autoridades a los derechos humanos.
También mandó un mensaje a los grupos de autodefensa que ha proliferado en varias zonas del país para hacer frente al narco y que en Estados como Michoacán han puesto al Gobierno contra las cuerdas. “No toleraré que nadie pretenda hacer justicia por sus propias manos”, afirmó.