Paulson no aportó una sola idea nueva en su primer mensaje

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En realidad, el ex presidente ejecutivo de Goldman Sachs se limitó a maquillar un poco lo dicho, en sus discurso inaugural, por el pálido John Snow. A su vez, éste había reiterado a sus dos antecesores. Parece el tono bajo George W.Bush.

Fiel a su formación, el secretario de Hacienda optó por la escuela de negocios de la universidad de Columbia, donde no podía temer preguntas molestas. La única concesión fue admitir que “la economía va a una fase de transición a una tasa de crecimiento más sostenible, similar al perfil de hace unos diez años”.

Vale decir, el producto bruto interno subiendo a menos de 3% anual. O sea, el horizonte esgrimido en Wall Street para presionar a la Reserva y suspender los periódicos ajustes de tasa básicas, iniciados en julio de 2004.

No obstante, Henry Paulson no podía irritar al presidente. Ergo, aclaró que la economía “es fuerte y no está entrando en recesión” (sólo en cierto estancamiento, como señala el último informe de Goldman Sachs). “La recaudación tributaria marcha bien y el déficit va reduciéndose. Pero el gasto debe baja más a largo plazo, para impedir que vuelva a subir”

Sus alusiones a la necesidad de un dólar fuerte sonaron tan retóricas como en boca de sus antecesores. No dijo casi nada sobre los precios de hidrocarburos y otros insumos primarios, pero sí repitió las habituales críticas a China, su superávit comercial y un yüan que recién ahora roza las ocho unidades por dólar. Prometió tocar esos temas durante su primera jira por Asia oriental y sudoriental, en septiembre.

Fiel a su formación, el secretario de Hacienda optó por la escuela de negocios de la universidad de Columbia, donde no podía temer preguntas molestas. La única concesión fue admitir que “la economía va a una fase de transición a una tasa de crecimiento más sostenible, similar al perfil de hace unos diez años”.

Vale decir, el producto bruto interno subiendo a menos de 3% anual. O sea, el horizonte esgrimido en Wall Street para presionar a la Reserva y suspender los periódicos ajustes de tasa básicas, iniciados en julio de 2004.

No obstante, Henry Paulson no podía irritar al presidente. Ergo, aclaró que la economía “es fuerte y no está entrando en recesión” (sólo en cierto estancamiento, como señala el último informe de Goldman Sachs). “La recaudación tributaria marcha bien y el déficit va reduciéndose. Pero el gasto debe baja más a largo plazo, para impedir que vuelva a subir”

Sus alusiones a la necesidad de un dólar fuerte sonaron tan retóricas como en boca de sus antecesores. No dijo casi nada sobre los precios de hidrocarburos y otros insumos primarios, pero sí repitió las habituales críticas a China, su superávit comercial y un yüan que recién ahora roza las ocho unidades por dólar. Prometió tocar esos temas durante su primera jira por Asia oriental y sudoriental, en septiembre.

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