Petrobrás se mete de lleno en etanol y piensa en Japón

Mientras algunos medios imaginan roces con Argentina por el etanol, Brasil va más allá del acuerdo firmado con Estados Unidos para promover el etanol. Así lo muestra una misión japonesa que estuvo en San Pablo.

19 abril, 2007

Los ejecutivos llevaron a Tokio un borrador que prevé importantes compras de etanol. Al respeto, este año Brasil producirá unos 18.000 millones de litros y exportará 4.000 millones. Para 2013, la meta es 37.500 y 6.000 millones.

Entretanto, la actitud hacia el gigante sudamericano subraya los distintos enfoques de Estados Unidos y Japón en lo atinente a combustibles de origen renovable. Ambas economías centrales -más la tercera, la Unión Europea- dependen demasiado de hidrocarburos ajenos. Más allá del factor común, las cosas cambian.

Como EE.UU. produce su propio maíz (uno de los insumos habituales del etanol), mantiene aranceles altos sobre las importaciones brasileñas, más baratas porque su materia prima es la caña de azúcar. Eso explica que, pese a la visita de George W.Bush y el subsiguiente acuerdo, no haya resultados concretos. A tal punto que operadores allegados a Washington tratan de crear desde Buenos Aires disensos entre Néstor Kirchner, Luiz Inácio da Silva y, de paso, Hugo Chávez, en torno del etanol.

Por el contrario, Japón no tiene productores locales de etanol caro para proteger. Entonces, Brasil aparece como fuente principal de combustibles no fósiles y el objetivo tokiota consiste en asegurarse una porción importante de excedentes exportables brasileños. Por ende, una serie de empresas japoneses –empezando por Mitsui- cierran alianzas con Petrobrás, en su caso para suministrar hasta 3.000 millones de litros anuales en 2007-10; es decir, casi las exportaciones totales de 2006.

Para Tokio, estas compras son una forma de cumplir sus retrasadas obligaciones con el protocolo de Kioto y disminuir el uso de combustibles que emiten gases contaminantes(dióxido de carbono, en particular). De paso, va reduciendo dependencia de Levante y sus crudos.

Mucho más que cualquier convenio lírico con EE.UU., los acuerdos con Japón pueden convertir Petrobrás en el mayor exportador de etanol y la primera petrolera que se compromete en el segmento de biocombustibles. Al contrario de los hidrocarburos, estos substitutos dependen de fuentes renovables, difíciles de agotar. Además, en el plano regional Petrobrás podría exportar su modelo a la Argentina, pues existen en este país experiencias con bagazo de caña.

Por de pronto, la empresa estatal brasileña anunció el tendido de un etanoducto que demandará inversiones por US$ 700 millones. Simultáneamente, proyecta absorber docenas de cañeros o su producción. En este punto, surge una traba: Petrobrás sostiene que gastar sumas enormes en infraestructura tiene sentido si Japón compra el combustible. Por su parte, Tokio quiere seguridades antes de embarcarse en un acuerdo más amplio.

A Brasil no le faltan clientes potenciales. Petrobrás también conversa con China, Surcorea y Vietnam. No obstante, hace pocas semanas Mitsubishi subscribió un contrato por treinta años con São Martinho, uno de los dos productores de etanol que cotizan en bolsa, aunque para producir alcohol industrial para bebidas y perfumes.

Los ejecutivos llevaron a Tokio un borrador que prevé importantes compras de etanol. Al respeto, este año Brasil producirá unos 18.000 millones de litros y exportará 4.000 millones. Para 2013, la meta es 37.500 y 6.000 millones.

Entretanto, la actitud hacia el gigante sudamericano subraya los distintos enfoques de Estados Unidos y Japón en lo atinente a combustibles de origen renovable. Ambas economías centrales -más la tercera, la Unión Europea- dependen demasiado de hidrocarburos ajenos. Más allá del factor común, las cosas cambian.

Como EE.UU. produce su propio maíz (uno de los insumos habituales del etanol), mantiene aranceles altos sobre las importaciones brasileñas, más baratas porque su materia prima es la caña de azúcar. Eso explica que, pese a la visita de George W.Bush y el subsiguiente acuerdo, no haya resultados concretos. A tal punto que operadores allegados a Washington tratan de crear desde Buenos Aires disensos entre Néstor Kirchner, Luiz Inácio da Silva y, de paso, Hugo Chávez, en torno del etanol.

Por el contrario, Japón no tiene productores locales de etanol caro para proteger. Entonces, Brasil aparece como fuente principal de combustibles no fósiles y el objetivo tokiota consiste en asegurarse una porción importante de excedentes exportables brasileños. Por ende, una serie de empresas japoneses –empezando por Mitsui- cierran alianzas con Petrobrás, en su caso para suministrar hasta 3.000 millones de litros anuales en 2007-10; es decir, casi las exportaciones totales de 2006.

Para Tokio, estas compras son una forma de cumplir sus retrasadas obligaciones con el protocolo de Kioto y disminuir el uso de combustibles que emiten gases contaminantes(dióxido de carbono, en particular). De paso, va reduciendo dependencia de Levante y sus crudos.

Mucho más que cualquier convenio lírico con EE.UU., los acuerdos con Japón pueden convertir Petrobrás en el mayor exportador de etanol y la primera petrolera que se compromete en el segmento de biocombustibles. Al contrario de los hidrocarburos, estos substitutos dependen de fuentes renovables, difíciles de agotar. Además, en el plano regional Petrobrás podría exportar su modelo a la Argentina, pues existen en este país experiencias con bagazo de caña.

Por de pronto, la empresa estatal brasileña anunció el tendido de un etanoducto que demandará inversiones por US$ 700 millones. Simultáneamente, proyecta absorber docenas de cañeros o su producción. En este punto, surge una traba: Petrobrás sostiene que gastar sumas enormes en infraestructura tiene sentido si Japón compra el combustible. Por su parte, Tokio quiere seguridades antes de embarcarse en un acuerdo más amplio.

A Brasil no le faltan clientes potenciales. Petrobrás también conversa con China, Surcorea y Vietnam. No obstante, hace pocas semanas Mitsubishi subscribió un contrato por treinta años con São Martinho, uno de los dos productores de etanol que cotizan en bolsa, aunque para producir alcohol industrial para bebidas y perfumes.

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