Parmalat declarada insolvente y Tanzi arrestado en el centro de Milán

Calisto Tanzi fue detenido en plena calle. Poco antes, se declaraba la insolvencia de Parmalat. Pero, mientras los ahorristas se sienten engañados por medios, políticos y empresarios, queda cuestionado el fiscal de instrucción.

29 diciembre, 2003

Giovanni Panebianco, fiscal general de Parma a cargo de la causa Tanzi, ha puesto la mira en Lucani Silingardi, presidente de la Cassa de Risparmio de Parma e Piacenza, director del grupo y jefe de la fundación Parmalat. Pero, por otra parte, Panebianco acaba de ser involucrado en un proceso por corrupción en Florencia: se lo sospecha de haber recibido dinero de… Silingardi.

Ocurre que Nicola Stabile, inspector general en la Banca d’Italia (central), venía siguiendo ciertas actividades de Silingardi y un socio, Antonino Rizzone, desde octubre de 2000. En particular, transacciones por importes absolutamente desproporcionados respecto de sus avales. Ambos integraban el círculo íntimo de los Tanzi, a quien hoy se lo acusa de haber substraído alrededor de € 500 millones.

Los obscuros negocios del par comprometen a la caja de ahorros mencionada y, por elevación, agravan la situación del estudio Grant & Thornton SpA, únicos auditores de Parmalat hasta hace un tiempo. Pero, ahora, tampoco su sucesor –Deloitte & Touche- queda bien parado: hace siete semanas, ya había señales inquietantes y D&T no pareció advertirlas.

Así, el 11 de noviembre, cuando aún nada hacía sospechar la masa de fraudes y falificaciones iniciada en 1988/9, Tanzi mismo salió a asegurar que “el grupo se enorgullece de su sólida estructura económica y financiera” ¿Qué ocurría? Que circulaban en la bolsa milanesa dudas sobre la situación de la empresa y sus títulos comenzaban a venderse. Más tarde, Fausto Tonna –entonces director financiero- entraba en contacto con Kohlberg Kravis Roberts (especialista en salvamentos financieros y, también, fondo buitre), su colega Blackstone y, por fin, Deutsche Bank, que tenía 5% del paquete Parmalat.

Estas revelaciones acentuaban, durante el fin de semana, las iras de inversores y ahorristas. Muchos de ellos reprochaban a los principales diarios italianos por no haber dicho palabra hasta el momento mismo del derrumbe. “La vieja complicidad entre dirigencias políticas, propietarios de medios, banqueros y empresarios poco escrupulosos permitió mantener silencio. Entretanto, nuestros ahorros se hacían humo”, afirmaron inversores entrevistados por Reuter’s, “Financial Times” y periódicos suizos.

Giovanni Panebianco, fiscal general de Parma a cargo de la causa Tanzi, ha puesto la mira en Lucani Silingardi, presidente de la Cassa de Risparmio de Parma e Piacenza, director del grupo y jefe de la fundación Parmalat. Pero, por otra parte, Panebianco acaba de ser involucrado en un proceso por corrupción en Florencia: se lo sospecha de haber recibido dinero de… Silingardi.

Ocurre que Nicola Stabile, inspector general en la Banca d’Italia (central), venía siguiendo ciertas actividades de Silingardi y un socio, Antonino Rizzone, desde octubre de 2000. En particular, transacciones por importes absolutamente desproporcionados respecto de sus avales. Ambos integraban el círculo íntimo de los Tanzi, a quien hoy se lo acusa de haber substraído alrededor de € 500 millones.

Los obscuros negocios del par comprometen a la caja de ahorros mencionada y, por elevación, agravan la situación del estudio Grant & Thornton SpA, únicos auditores de Parmalat hasta hace un tiempo. Pero, ahora, tampoco su sucesor –Deloitte & Touche- queda bien parado: hace siete semanas, ya había señales inquietantes y D&T no pareció advertirlas.

Así, el 11 de noviembre, cuando aún nada hacía sospechar la masa de fraudes y falificaciones iniciada en 1988/9, Tanzi mismo salió a asegurar que “el grupo se enorgullece de su sólida estructura económica y financiera” ¿Qué ocurría? Que circulaban en la bolsa milanesa dudas sobre la situación de la empresa y sus títulos comenzaban a venderse. Más tarde, Fausto Tonna –entonces director financiero- entraba en contacto con Kohlberg Kravis Roberts (especialista en salvamentos financieros y, también, fondo buitre), su colega Blackstone y, por fin, Deutsche Bank, que tenía 5% del paquete Parmalat.

Estas revelaciones acentuaban, durante el fin de semana, las iras de inversores y ahorristas. Muchos de ellos reprochaban a los principales diarios italianos por no haber dicho palabra hasta el momento mismo del derrumbe. “La vieja complicidad entre dirigencias políticas, propietarios de medios, banqueros y empresarios poco escrupulosos permitió mantener silencio. Entretanto, nuestros ahorros se hacían humo”, afirmaron inversores entrevistados por Reuter’s, “Financial Times” y periódicos suizos.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades