Parmalat: Brasil prohíbe la venta de activos

La justicia de ese país prohibió la venta de los bienes de Parmalat en Brasil, que tampoco podrá enviar remesas al exterior, y nombró un comité fiscalizador que estudiará las cuentas de la filial brasileña.

20 enero, 2004

Los tres fiscales nombrados por la justicia tendrán a partir de hoy acceso ilimitado a los libros de contabilidad de la subsidiaria de Parmalat en Brasil y a toda su base de datos bancarios y fiscales.

La intervención judicial fue ordenada para evitar que los acreedores de la empresa en Brasil sean perjudicados por la quiebra de la multinacional alimentaria italiana.

El recurso judicial fue solicitado por la sucursal en Brasil del banco japonés Sumitomo Mitsui, que dice ser acreedor de una deuda de 10 millones de reales (unos 3,5 millones de dólares) de la subsidiaria brasileña de Parmalat.

“La primera cuota de la deuda vencía el 12 de enero y no fue pagada. Nuestro miedo es que la empresa realice remesas a la matriz en Italia y no tenga como pagar sus compromisos en Brasil”, afirmó el abogado de Sumitomo, Claudio Grimaldi.

La decisión del juez 42 civil de Sao Paulo, Carlos Henrique Abrao, fue anunciada el mismo día en que la prensa italiana informó de que el ex contador de Parmalat en Italia Gianfranco Bocchi dijo a la justicia de ese país que parte de los recursos desviados por la multinacional pueden estar en Brasil.

En su sentencia, Abrao aseguró que en los últimos tres años la subsidiaria de Parmalat en Brasil envió al exterior cerca de 1.400 millones de reales (unos 495 millones de dólares) en remesas a partir de una única cuenta.
Por esa razón, el juez consideró “impostergable” la decisión de blindar la empresa para que sus recursos no sean pulverizados ni enviados al exterior.

Pese a insistir en que las dificultades financieras en la matriz no perjudican sus actividades en Brasil, Parmalat reconoció dificultades para pagar sus deudas en el país, cerró una planta de procesamiento de leche en el estado de Goiás y mandó de vacaciones colectivas a 423 empleados de una fábrica de galletas en Sao Paulo.

La empresa pagó el pasado viernes, cuando vencía un ultimátum dado por el Gobierno, la deuda por 25,4 millones de reales (cerca de nueve millones de dólares) que tenía con productores de leche en los estados de Río de Janeiro, Río Grande do Sul y Pernambuco.
Pese a ello, aún tiene deudas atrasadas en los estados de Goiás y Paraná.

Parmalat opera hace 31 años en Brasil, en donde tiene ocho plantas industriales y siete centros de distribución de leche, con 6.000 empleados.

Los tres fiscales nombrados por la justicia tendrán a partir de hoy acceso ilimitado a los libros de contabilidad de la subsidiaria de Parmalat en Brasil y a toda su base de datos bancarios y fiscales.

La intervención judicial fue ordenada para evitar que los acreedores de la empresa en Brasil sean perjudicados por la quiebra de la multinacional alimentaria italiana.

El recurso judicial fue solicitado por la sucursal en Brasil del banco japonés Sumitomo Mitsui, que dice ser acreedor de una deuda de 10 millones de reales (unos 3,5 millones de dólares) de la subsidiaria brasileña de Parmalat.

“La primera cuota de la deuda vencía el 12 de enero y no fue pagada. Nuestro miedo es que la empresa realice remesas a la matriz en Italia y no tenga como pagar sus compromisos en Brasil”, afirmó el abogado de Sumitomo, Claudio Grimaldi.

La decisión del juez 42 civil de Sao Paulo, Carlos Henrique Abrao, fue anunciada el mismo día en que la prensa italiana informó de que el ex contador de Parmalat en Italia Gianfranco Bocchi dijo a la justicia de ese país que parte de los recursos desviados por la multinacional pueden estar en Brasil.

En su sentencia, Abrao aseguró que en los últimos tres años la subsidiaria de Parmalat en Brasil envió al exterior cerca de 1.400 millones de reales (unos 495 millones de dólares) en remesas a partir de una única cuenta.
Por esa razón, el juez consideró “impostergable” la decisión de blindar la empresa para que sus recursos no sean pulverizados ni enviados al exterior.

Pese a insistir en que las dificultades financieras en la matriz no perjudican sus actividades en Brasil, Parmalat reconoció dificultades para pagar sus deudas en el país, cerró una planta de procesamiento de leche en el estado de Goiás y mandó de vacaciones colectivas a 423 empleados de una fábrica de galletas en Sao Paulo.

La empresa pagó el pasado viernes, cuando vencía un ultimátum dado por el Gobierno, la deuda por 25,4 millones de reales (cerca de nueve millones de dólares) que tenía con productores de leche en los estados de Río de Janeiro, Río Grande do Sul y Pernambuco.
Pese a ello, aún tiene deudas atrasadas en los estados de Goiás y Paraná.

Parmalat opera hace 31 años en Brasil, en donde tiene ocho plantas industriales y siete centros de distribución de leche, con 6.000 empleados.

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