La inflación de Paraguay cerró noviembre de 2025 con una variación mensual de 0,2%, exactamente la misma tasa registrada un año antes. Con este resultado, la inflación acumulada en el año alcanzó 3,4% y la interanual se mantuvo en 4,1%, el mismo nivel observado en octubre, pero por encima del 3,4% de noviembre de 2024.
Para el Banco Central del Paraguay (BCP), se trata de un cuadro “controlado”, con el índice de precios desplazándose cerca de la meta de 4% anual y dentro del rango de tolerancia. En un contexto regional aún marcado por episodios de alta nominalidad, el comportamiento de Paraguay destaca por su estabilidad.
Un año de inflación contenida
La comparación interanual muestra el movimiento de la curva de precios en los últimos doce meses. En noviembre de 2024, la inflación anual era de 3,4%, tras un año en el que el nivel general de precios se había moderado desde los picos de 2022 y se había ubicado en torno de 3,8% en promedio.
Hacia fines de 2024, las cifras de cierre apuntaban a una inflación de 3,8% medida punta a punta, todavía por debajo de los niveles de 2023, cuando el índice había concluido en 3,7% tras el shock inflacionario de 9,8% en 2022. Esa trayectoria marcó el inicio de una fase de “normalización” inflacionaria, favorecida por mejores cosechas, menor presión de los precios de energía y una política monetaria prudente.
Durante 2025, sin embargo, la inflación anual se movió ligeramente hacia arriba. De acuerdo con las series disponibles, la tasa interanual se ubicó cerca de 3,8% a fines de 2024, aumentó a 3,8% y 4,3% en los primeros meses de 2025 y se estabilizó alrededor de 4,1% en octubre y noviembre. El resultado: un año con inflación baja en términos regionales, pero levemente más elevada que la del período previo.
La presión de los alimentos y los servicios
El informe de inflación de noviembre detalla la anatomía del índice. La categoría de alimentos y bebidas no alcohólicas exhibió una variación interanual de 10%, con un aumento acumulado de 7,9% en lo que va del año, frente a un nivel general de 4,1% y 3,4%, respectivamente. Este diferencial muestra que la principal fuente de presión sobre el índice son los bienes de consumo masivo.
En paralelo, hoteles, cafés y restaurantes mostraron una suba mensual de 2,1% y una inflación interanual de 8,8%. Desde la óptica del consumidor, el encarecimiento de la canasta básica y de los servicios vinculados al esparcimiento y la gastronomía tiende a amplificar la percepción de inflación, más allá de la cifra agregada.
Del otro lado, algunos rubros ayudaron a moderar el índice general. Los combustibles, dentro del componente transporte, registraron caídas de precios que compensaron parcialmente el aumento de alimentos, según destacaron tanto el BCP como análisis privados. Esa combinación explica por qué la inflación total se mantiene en torno a 4%, aun con segmentos específicos bastante por encima de ese nivel.
La inflación núcleo —que excluye precios más volátiles— se situó en 3,5% interanual en noviembre, por debajo del índice general, aunque superior al 3,3% registrado un año antes. El dato sugiere que la presión inflacionaria está acotada, pero algo más difundida que en 2024.
Política monetaria y expectativas
La estabilidad del índice de precios se apoya en una estrategia de política monetaria que mantiene como prioridad la convergencia hacia la meta de inflación. El BCP ha reiterado su compromiso con la estabilidad de precios y monitorea tanto la dinámica de corto plazo como las expectativas a doce meses, que se ubican en torno a 3,7%.
La lectura de los analistas es que la inflación de 2025 cerraría cerca de 3,9%, en línea con las proyecciones de bancos y consultoras regionales. La reciente reducción de los precios de los combustibles, vigente desde diciembre, introduce incluso un sesgo a la baja sobre esa estimación.
En perspectiva, Paraguay llega al final de 2025 con una inflación baja y relativamente estable, en un rango coherente con la meta del Banco Central. La presión concentrada en alimentos y servicios plantea un desafío distributivo, pero no altera, por ahora, el cuadro macroeconómico general. En un vecindario donde la inflación sigue siendo un problema estructural, el desempeño del país se consolida como uno de los más ordenados de la región.












