La publicación pro demócrata –también teme la “hispanizaciòn” del país- llama al Reino Unido “Kashmir on the Thames” (Cachemira del Támesis), aludiendo a “la gran cantidad de terroristas musulmanes potenciales que andan por las calles de Londres y otras ciudades”. Parece que en Scotland Yard la leen.
Citando la ola de arrestos vinculada a un presunto plan para volar doce aviones sobre el Atlántico, un comentarista del WSJ señala: “es posible argüir que la mayor amenaza para la seguridad de EE.UU no proviene de Irán, Irak o Afganistán, sino de nuestro máximo aliado”. Ambos medios y algunos del interior responsabilizan al gobierno de Tony Blair, hoy tambaleante, de “cultivar relaciones con entidades islámicas supuestamente moderadas, en lugar de emprender una ofensiva contra potenciales terroristas”. El WSJ va más allá y acusa a la cancillería británica y la BBC de ser “cotos de opinión pro árabe, donde se permite a extremistas ventilar sus puntos de vista”.
Resulta obvio que algunos medios norteamericanos se sienten molestos porque la BBC viene ganando credibilidad desde el 11 de septiembre de 2001. A expensas, claro, de CNN y, especialmente, Fox (un reducto ultraconservador poco fiable). Pero el punto que obsede a un conjunto tan variopinto es que “los doce acusados de planear el estallido de aviones sean británicos, tres de ellos conversos al Islam”.
Al respecto, se recuerda aRichard Reid, que llevaba una bomba en el zapato poco después de las Torre gemelas o a cuatro suicidas descubiertos en Londres (julio de 2005) con pasaporte británico. También lo portaban quienes que planeaban detonar bombas con fertilizantes (2004) y los que atacaron un bar en Tel Aviv, la capital israelí (2003).
Citando sondeos de 2001 y 2003, la revista y el WSJ señalan que “70% de norteamericanos musulmanes se muestra dispuesto a participar en instituciones del país y a defenderlo. Por el contrario, en Gran Bretaña, una encuesta de este año revela que 80% de islámicos se considera ante todo musulmán y, en segundo lugar, ciudadano”. Cabe acotar que no se mencionan sondeos recientes en EE.UU.
A juicio de “Investor’s business daily”, la desconfianza originada en EE.UU. ya alcanza Gran Bretaña. La agencia de turismo VisitBritain estima que la cantidad de visitantes norteamericanos puede ceder casi 10%. Pero se omite un detalle: el caos en Heathrow y en los vuelos noratlánticos, causado por arbitrarias y cambiantes medidas de seguridad en el principal aeropuerto inglés. Por ejemplo, aún no se sabe bien cómo gente sin experiencia –presuntos terroristas o pasajeros- podría armar explosivos mezclando una serie de substancias inocentes.
La publicación pro demócrata –también teme la “hispanizaciòn” del país- llama al Reino Unido “Kashmir on the Thames” (Cachemira del Támesis), aludiendo a “la gran cantidad de terroristas musulmanes potenciales que andan por las calles de Londres y otras ciudades”. Parece que en Scotland Yard la leen.
Citando la ola de arrestos vinculada a un presunto plan para volar doce aviones sobre el Atlántico, un comentarista del WSJ señala: “es posible argüir que la mayor amenaza para la seguridad de EE.UU no proviene de Irán, Irak o Afganistán, sino de nuestro máximo aliado”. Ambos medios y algunos del interior responsabilizan al gobierno de Tony Blair, hoy tambaleante, de “cultivar relaciones con entidades islámicas supuestamente moderadas, en lugar de emprender una ofensiva contra potenciales terroristas”. El WSJ va más allá y acusa a la cancillería británica y la BBC de ser “cotos de opinión pro árabe, donde se permite a extremistas ventilar sus puntos de vista”.
Resulta obvio que algunos medios norteamericanos se sienten molestos porque la BBC viene ganando credibilidad desde el 11 de septiembre de 2001. A expensas, claro, de CNN y, especialmente, Fox (un reducto ultraconservador poco fiable). Pero el punto que obsede a un conjunto tan variopinto es que “los doce acusados de planear el estallido de aviones sean británicos, tres de ellos conversos al Islam”.
Al respecto, se recuerda aRichard Reid, que llevaba una bomba en el zapato poco después de las Torre gemelas o a cuatro suicidas descubiertos en Londres (julio de 2005) con pasaporte británico. También lo portaban quienes que planeaban detonar bombas con fertilizantes (2004) y los que atacaron un bar en Tel Aviv, la capital israelí (2003).
Citando sondeos de 2001 y 2003, la revista y el WSJ señalan que “70% de norteamericanos musulmanes se muestra dispuesto a participar en instituciones del país y a defenderlo. Por el contrario, en Gran Bretaña, una encuesta de este año revela que 80% de islámicos se considera ante todo musulmán y, en segundo lugar, ciudadano”. Cabe acotar que no se mencionan sondeos recientes en EE.UU.
A juicio de “Investor’s business daily”, la desconfianza originada en EE.UU. ya alcanza Gran Bretaña. La agencia de turismo VisitBritain estima que la cantidad de visitantes norteamericanos puede ceder casi 10%. Pero se omite un detalle: el caos en Heathrow y en los vuelos noratlánticos, causado por arbitrarias y cambiantes medidas de seguridad en el principal aeropuerto inglés. Por ejemplo, aún no se sabe bien cómo gente sin experiencia –presuntos terroristas o pasajeros- podría armar explosivos mezclando una serie de substancias inocentes.