domingo, 24 de noviembre de 2024

Panorama regional: Brasil en un proceso de desarrollo sólido

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Después de la devaluación del real en 1999, la economía brasilera ha experimentado un crecimiento moderado pero continuo, promediando un 3,7% anual en el período 1999-2013 y avanzando por encima del 5% sólo tres años (2004, 2007 y 2008).

Eduardo Luis Fracchia, director de economía de IAE

 

El viento de cola sopló permitiéndole superar el déficit de cuenta corriente crónico gracias a una fuerte expansión exportadora liderada por commodities como la soja y el petróleo, pero incluyendo también productos industrializados como automóviles y celulares. En materia monetaria, el Banco Central de Brasil adoptó la política de metas de inflación manteniendo el incremento en el nivel de precios en un dígito desde 2003.

 

En general, en el mundo, la crisis ha tenido un impacto menor de lo esperado o, mejor dicho, la recesión ha sido superada antes de lo previsto. El caso de Brasil no es la excepción y se presume que ya en esta última mitad del año se estaría experimentando una recuperación importante.

 

En el caso de Brasil ha sido clave el alineamiento comercial con China en los últimos años. Así, mientras países como México aguardan la mayor recuperación de Estados Unidos, en Brasil aprovechan la expansión asiática. En términos de políticas destaca, como en el caso de casi toda Latinoamérica, el prudente manejo de las cuentas públicas y de la política monetaria que han permitido inyectar paquetes fiscales para combatir la crisis.

 

Brasil tiene mucho potencial para convertirse en una de las naciones líderes en esta nueva etapa. Más allá del poderío militar y político francamente consolidado en los últimos años, la economía brasilera se ha vistobeneficiada por el acercamiento a los gigantes asiáticos, principales demandantes de commodities alimenticios y energía. También tiene a favor una amplia base de recursos naturales, un mercado interno de dimensiones colosales y un grado de seguridad jurídica que le permite mantener el riesgo país en niveles sumamente ventajosos para el acceso al mercado de capitales global del sector público y privado.

 

Como aspectos negativos rápidamente destacan la elevada criminalidad, la pobreza, la desigualdad en la distribución del ingreso (una de las mayores en todo el mundo, aún cuando se han hecho muchos esfuerzos porcombatirla), la corrupción y la falta de infraestructura.

 

Probablemente la política golpee menos a la economía en Brasil de lo que lo hace en Argentina simplemente porque, en la medida que el Estado provea de un marco jurídico estable y una justicia independiente y eficiente, la política per se no tiene mayores posibilidades de alterar el comportamiento económico de los agentes, sino a través de las instituciones republicanas de gobierno.

 

Lula llegó al poder después de haber sido derrotado en tres elecciones presidenciales. Algunos autores en efecto señalan que para finalmente alcanzar esa victoria, Lula “giró a la derecha”. Quizás la idea de que se volvió pragmático sea más acertada. Lo cierto es que Lula no prescindió del sistema de mercado, sino que lo fortaleció, pero sin renunciar a su principal objetivo, el combate de la desigualdad. Aunque su política redistributiva ha estado condicionada por un notable grado de responsabilidad fiscal.

 

En la actualidad Brasil está viendo depreciar mucho su moneda. Existe una tendencia a la fuga de divisas, alineada con el proceso de suba de tasas en los países centrales. Dilma Rousseff ha recuperado popularidad.

 

Se ha bajado la tasa de interés sin que esta influya en una mayor inflación.

 

Evidentemente Brasil ha hecho muchas cosas bien estos últimos años. En particular, supo venderle al mundo la imagen de un país serio, con problemas, pero con muchas oportunidades para hacer negocios. Sin embargo, como mencionábamos previamente, aún le resta mucho trabajo por hacer en áreas críticas en las cuales Argentina está relativamente mejor, aunque la tendencia en el país vecino es a mejorar, mientras acá sufrimos la decadencia. La educación es un ejemplo paradigmático de que Brasil avanza.

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